Mantener la calma, no traspasar la ansiedad y contener a los niños son reglas básicas para que acudir al Servicio de Urgencia no se transforme en un trauma.
La decisión de ir a un Servicio de Urgencia siempre se toma en situaciones límite. Sea por enfermedad o accidente, el estrés es un factor que está presente durante todo el trayecto y también durante la estadía en el servicio.
“Acudir a Urgencia no es lo mismo que ir a una consulta pediátrica. Hay más pacientes y una gran carga de tensión emocional. Se respira diferente y están pasando muchas cosas a la vez. Es, definitivamente, una situación muy especial y complicada”, señala el pediatra de CLC, Jorge Mackenney.
Por esta razón, el cómo actúan los padres de un paciente se convierte en algo trascendental. Su actitud marcará el comportamiento del niño y también será una referencia para las próximas visitas a este recinto. Por esto, el especialista recomienda que los papás traten de contenerse y eviten traspasar la ansiedad a sus hijos.
“Es fundamental que estén lo más tranquilos posible y que tengan paciencia si les toca esperar su turno. A los pacientes siempre se les atiende por prioridades, de lo más grave a lo menos urgente. Por ello, cuando se consulta en el Servicio de Urgencia, hay que lograr que el niño esté lo más confortable posible, dando líquidos fraccionados y manejando la fiebre si se presenta. Por otra parte, los padres deben confiar en el equipo médico y no dudar de sus decisiones pues se pone al niño en una situación difícil y estresante”, comenta.
Cómo tratar a los niños
¿Qué pasa si el niño llega gritando, llorando, con pataleta o angustiado? Lo primero es entender exactamente qué le está sucediendo. En el caso de que sea dolor, es fundamental que los padres lo comuniquen de inmediato a los recepcionistas para que la atención sea lo más expedita posible. En el caso de que esté asustado o con pataleta, la labor de los padres es contenerlo y ayudar a que se relaje.
También hay niños que realmente tienen fobia médica. En esos casos los especialistas intentan calmarlo (lo que resulta más fácil cuando los padres colaboran positivamente en el proceso) y sólo en contadas ocasiones se requiere de una sedación y analgesia más profunda.
“El Servicio de Urgencia de CLC es atendido por pediatras idóneos para este tipo de situaciones. Son especialistas en urgencias pediátricas y están totalmente calificados para todo tipo de emergencias, para manejar tanto la ansiedad de los menores como de la familia, para contenerlos y actuar decididamente según la gravedad y necesidad”, comenta el doctor Mackenney Además, cuando se va a ingresar a un Servicio de Urgencia, es muy importante que los padres expliquen la situación a los niños. Mantenerlos informados, explicarles que todo lo que se va a hacer es por su bien y que los va a ayudar a sentirse mejor. Por otra parte, es primordial hablarles siempre con la verdad.
“Jamás decir ‘esto no duele nada’ cuando en realidad sí duele; o amenazarlos infundadamente con un ‘si no te portas bien el doctor te va a poner una inyección’. Por último, en caso de que se presente alguna situación adversa, los padres deben conversar en privado con el equipo médico para no aumentar la ansiedad”, concluye.
Consejos para los padres
- Si va a trasladar al menor por sus propios medios, hágalo de manera calmada. A pesar de que deba llegar rápido, debe llegar bien.
- Aunque sea una emergencia, los menores deben ser trasladados en silla de auto.
- Si tiene tiempo, haga una mochila con sus juguetes preferidos para que no se sienta tan solo y se distraiga.
- Mantenga a su pediatra informado para coordinar las acciones a seguir.
- Es fundamental que los padres manejen el historial clínico del niño y den al equipo médico información fehaciente (alergias, tipo de sangre, enfermedades).
- Evite mandar al niño al Servicio de Urgencia con la nana, con un primo o los hermanos. Como padres hay que asumir la responsabilidad de contenerlos y de estar con ellos en este tipo de situaciones estresantes.
Con la colaboración de Pediatría de CLC. Jorge Mackenney