Si bien los síntomas del COVID-19 son similares en niños y adultos, la evidencia indica que los niños contraen la enfermedad con menor frecuencia y de forma más leve e incluye síntomas como fiebre, tos, mucosidad nasal, dolores musculares, dolor de garganta disminución del apetito y a veces dolor abdominal, vómitos o diarrea.
El manejo del paciente grave con
COVID-19.
E
doctor Alberto Vidal, pediatra broncopulmonar de Clínica Las Condes, , explica que, afortunadamente, los niños se agravan y necesitan hospitalización con men or frecuencia que los adultos, pero que, sin embargo, cuando es necesario hacerlo es porque la enfermedad progresa a una
neumonía.
Existen algunas condiciones previas que aumentan la probabilidad de hospitalización o complicación por
coronavirus en niños, entre las cuales están:
- La edad (ser menor de un año).
- Enfermedades cardíacas crónicas.
- Enfermedades pulmonares crónica.
- Enfermedades del sistema inmunológico.
El especialista aconseja consultar al servicio de urgencia cuando un niño que padece COVID-19 se vea muy decaído, la fiebre sea de difícil manejo, tenga un importante rechazo alimentario o signos de
dificultad respiratoria.
En este sentido, agrega que “es poco probable una complicación luego del alta médica, ya que la enfermedad es autolimitada con completa recuperación; además,
en Clínica Las Condes existen protocolos estrictos de seguridad al alta de un paciente pediátrico”.
Sin embargo, recalca que hay que tener presente es que un niño con COVID-19 que requirió hospitalización por neumonía excretará el virus por un período de tiempo más largo que aquel que hizo enfermedad más leve y se mejoró en su casa, lo que implica prolongar las
medidas de cuarentena intradomiciliaria, evitando el contacto con población adulta en riesgo.
Es importante estar vacunados este invierno
Existen reportes en que la infección pediátrica por COVID-19 puede coexistir hasta en un 30% con otro
germen respiratorio, que eventualmente podría ser una infección por
influenza.
Por lo anterior, el pediatra enfatiza en que “la vacuna contra la influenza para
niños, embarazadas,
enfermos crónicos y adultos mayores, reduce las hospitalizaciones, el ingreso a unidades de cuidados intensivos y la mortalidad por esta enfermedad, lo que permitiría proteger a los pacientes con COVID-19 o a sus contactos y al mismo tiempo no congestionar nuestro sistema de salud”.
Asimismo, todos los años, con la llegada del invierno, la contaminación y el descenso de la temperatura ambiental, aumenta la diseminación de los virus respiratorios además de la influenza. Entre ellos el
virus respiratorio sincicial que afecta a todos los niños, pero particularmente a los menores de un año que son los que se hospitalizan por esta infección. También aumentan las
bronquitis obstructivas por otros virus y las neumonías virales o bacterianas.
El doctor Alberto Vidal asegura que, como se ha ido desarrollando la pandemia, es casi imposible evitar que coexistan estas enfermedades, ya que el COVID-19 llegó a nuestro país para quedarse, pero, sin embargo, podemos disminuir la posibilidad de adquirirlas manteniendo las siguientes
medidas de prevención:
- Lavado frecuente de manos con agua y jabón o alcohol gel si esto no es posible.
- Evitar tocarse ojos, boca o nariz.
- Medidas de distanciamiento social, evitando el contacto directo.
- Usar mascarilla.
- Cubrir la boca al toser o estornudar y botar pañuelos desechables.
- Limpiar las superficies que se tocan con frecuencia.
- Evitar el tabaquismo dentro del hogar.
Controles y tratamiento
Con respecto a la realización de control de niño sano o seguimiento de alguna enfermedad como
reflujo,
fibrosis quística u otra, el médico recomienda, en el caso de un niño muy pequeño o portador de enfermedad crónica, utilizar los sistemas actualmente disponibles en Clínica Las Condes para ser controlado por su Pediatra, ya sea vía
telemedicina o
atención domiciliaria.
Añade que, particularmente en caso de los
niños asmáticos, que son entre el 10% y 15%, es clave que mantengan su tratamiento controlador habitual sin suspenderlo, que ellos o sus padres sepan reconocer
síntomas de exacerbación asmática (crisis), que mantengan contacto con su broncopulmonar y que, como se mencionó, se vacunen contra influenza.