La llegada del buen clima es un momento adecuado para motivar a nuestros hijos a dejar los pañales. Es un proceso que cada niño logra a su propio ritmo, por lo que no es necesario enseñarlo, sino más bien, hay que acompañarlo. Conoce más a continuación.
Es importante tener presente que, si bien la mayoría de los niños comienza a
dejar los pañales entre los 2 y 3 años, no todos tienen los mismos tiempos para lograrlo. Asimismo,
como todo proceso, suele tener avances y retrocesos. Se debe tener paciencia y tranquilidad, ya que no ocurre de un día para otro; para lograrlo se requiere cariño y reforzamiento positivo.
Es importante saber que la mayoría de los niños controla primero la orina y después logra el control de deposiciones. Además, este control suele ocurrir primero de día y luego en la noche.
La
doctora Macarena Díaz, pediatra de Clínica Las Condes, y la
EU. Constanza Olivares, enfermera coordinadora de Centro Colorrectal e Incontinencias Pediátricas de Clínica Las Condes, entregan a continuación más información y algunas recomendaciones al respecto.
¿Cuándo retirar los pañales?
En general, hay bastante consenso en que lo ideal es acompañar este proceso durante la
primera primavera-verano después de los dos años, una vez que el niño muestra signos de estar preparado. ¿Cuáles son esos signos?
- Sigue instrucciones simples.
- Le incomoda el pañal sucio o mojado y pide cambio.
- Pasa más de 2 horas con el pañal seco.
- No moja pañal muy frecuentemente en el día y, si lo hace, el pañal se llena mucho.
- Tiene horario de defecación más regular, predecible y constante.
- Es capaz de verbalizar su necesidad de orinar o defecar.
- Puede bajarse pantalones y sentarse en WC.
- Logra permanecer sentado en el WC, tranquilo y sin llorar, al menos un par de minutos.
¿Cómo prepararse para acompañar este proceso?
- Intenta reconocer alguna señal que realice cuando quiere ir al baño (tocarse el pañal, quedarse quieto de forma brusca, cruzar sus piernas) y aprovéchalas para explicarle el proceso.
- Intenta identificar sus horarios habituales y cuánto tiempo pasa entre micción y micción (puedes realizar una pauta de micción/defecación durante un par de días).
- Adquirir ropa interior de algodón en cantidad suficiente, ojalá con algún detalle que lo motive.
- Disponer de zapatos de goma lavables (tipo hawaianas), ropa holgada y fácil de cambiar y lavar en caso de mojarse (vestidos o trajes de baño). Esto, más que una necesidad, es una comodidad, ya que será bastante más fácil cambiar a un niño que se hace pipí en traje de baño y hawaianas, versus aquel que se moja en blue jeans y zapatillas.
- Contar con un adaptador de WC y un pequeño piso que ayude al niño a sentarse y donde el niño pueda apoyar sus pies mientras hace sus necesidades, sintiéndose más seguro.
- Algunos niños se esconden cuando tienen ganas, por lo que es importante darles el espacio y privacidad adecuada para que niño no se incomode.
Acompañando el proceso:
- Antes de sacarle los pañales, explica a tu hijo/hija el proceso que iniciará, reforzándole que como ya es grande podrá dejar los pañales y sentarse en el baño.
- Llévalo periódicamente al baño (según la pauta de micción realizada previamente, aunque suele ser cada 2 a 3 horas) e incentívalo a permanecer sentado algunos minutos, aunque diga que no quiere orinar.
- Intenta asociar las idas al baño con alguna actividad de su rutina diaria, por ejemplo: al despertar, después de alimentarse, antes de salir de casa, al volver del colegio y antes de acostarse. De esta forma, siendo consistente y sistemático, todo será más fácil.
- Cada vez que orine en el WC y, en la medida que se haga más frecuente y tenga menos accidentes (que se moje), dale refuerzos positivos.
Al comienzo, puede ser un
refuerzo social (halagos, abrazos, besos, aplausos) acompañado de algún
premio material (stickers, lápices, pequeños juguetes) para aumentar su motivación por lograr su control de esfínteres. Ayuda mucho acompañar estos refuerzos con un
calendario de logros ubicado en un lugar estratégico, fácilmente visible, donde se registre (junto con el niño/a) sus logros. Así, cada vez que vea su calendario, recordará su objetivo y se motivará a perseverar.
En la medida que se avanza en el proceso se puede ir distanciando el refuerzo material hasta desaparecer, manteniendo siempre la recompensa social hasta ya tener consolidado su control de esfínteres.
Algunos consejos:
- Evitar retos, castigos o burlas frente a accidentes, solo generará rechazo y mayor dificultad. Debemos recordar que, si se moja, no es intencional, sino parte de un proceso que requiere tiempo.
- Evitar juntar este proceso con otros cambios: escolarización, cambio de casa, viajes, nacimiento de un hermano, etc.
- Una vez que el niño está preparado, ser consistente con la decisión de retirar pañales. Evitar confundirlo motivándolo un día sí y un día no, o a ratos sin pañal y a ratos con pañal.
- Evitar forzarlo si aún no está preparado: si se moja muy frecuente, es mejor volver a los pañales e intentarlo nuevamente más adelante.
- Existen muchos libros infantiles que ayudan en este proceso de dejar los pañales, con ilustraciones amigables e información simple y sencilla para los niños. Se puede intentar contarle una historia en relación con esto; los niños son muy imaginativos y muchas veces entienden fácilmente a través de formas didácticas de aprendizaje.
Recomendaciones para el control de esfínteres diurno:
Algunos consejos que ayudan a facilitar este proceso son:
- Momento más adecuado: primera primavera/verano después de los 2 años.
- Requisito: que el niño sea consciente de que “se hizo o se está haciendo pipí”: emocional, mental y físicamente preparado.
Al decidir el entrenamiento:
- Retira el pañal de día mientras el niño está despierto (al inicio mantener pañal de noche y durante su siesta).
- Intenta hacer vida al aire libre, ropa fácil de desabrochar para favorecer su autonomía, y que sea fácil de cambiar en caso de “accidentes”.
- Evita salir con el niño ratos prolongados fuera de casa, a lugares donde sea difícil conseguir un baño.
- El control nocturno de esfínteres suele ocurrir un mes después de logrado el control diurno.
- Considera que es un proceso progresivo (al comienzo se hará pipí más de alguna vez, por lo que se debe evitar castigos y retos).
- Ofrece al niño una pelela o un adaptador de WC y un pisito para que apoye sus pies y se sienta cómodo y seguro sentado.
- Fomenta al niño a imitar a sus hermanos o padres.
- Lleva al niño al baño cada vez que lo pida, aunque muchas veces no haga pipí.
- Si no pide ir al baño llévalo cada 2 a 3 horas y siéntalo, aunque diga no tener ganas.
- Establece una rutina para ir al baño, con momentos precisos: al levantarse, después de almorzar, antes de dormir, etc.
- Felicítalo cada vez que avise y logre hacer pipí donde corresponde.
- Fomenta la ingesta de agua durante el día (mínimo 6 a 8 vasos al día), evitando consumo de bebidas o jugos con colorante.
- Asegúrate que tenga deposiciones todos los días, ya que la constipación dificulta el control de esfínteres.
Sugerencias para facilitar el control de esfínteres nocturno:
- Momento más adecuado: Una vez que el niño amanece con su pañal seco, después de logrado el control de esfínteres diurno.
- Procura que tu hijo haga pipí en el baño justo antes de irse a dormir.
- Evita bebidas o jugos con colorantes, ya que podrían irritar la vejiga, aguantando menos pipí.
- Asegúrate de que tenga deposiciones todos los días, ya que la constipación aumenta el riesgo de enuresis.
- Si el baño está lejos de la cama, acerca un recipiente o baño móvil para dejar a un lado de la cama.
- Estimúlalo con un calendario de refuerzo positivo, marcando con estrellita o sol los días que amanece seco.
¿Cuándo consultar con el pediatra?
Es importante conversar con tu pediatra en caso de:
- Niños con incontinencia de orina asociada a infección urinaria o dificultad para hacer pipí (retención urinaria).
- Niños desde los 5 años, con intención de colaborar, que aún mojan la cama (enuresis).
- Niños que controlaban esfínteres, pero repentinamente comienzan a mojarse.
- Niños en edad escolar en que la incontinencia les genera problemas e incomodidad con los pares.
Niños en que la incontinencia afecta a su autoestima.