La anemia es el motivo de consulta hematológica más frecuente en la edad pediátrica, siendo la falta de fierro o ferropenia su causa principal. Conoce más sobre sus síntomas y tratamientos acá.
¿Qué es la anemia?
La
anemia es la disminución del número de
glóbulos rojos (y por tanto, de la concentración de hemoglobina circulante) con respecto a la media que corresponde a su edad y sexo.
La
hemoglobina es el pigmento férrico de los glóbulos rojos, mediante el cual estos distribuyen el oxígeno a los tejidos de nuestro organismo, por lo que los pacientes con anemia tienen una menor capacidad de transportar oxígeno a sus tejidos.
“La
falta de fierro es una de sus principales causas, con una prevalencia estimada del 10-20%. La ferropenia es la deficiencia nutricional más frecuente en el mundo”, explica la
doctora Nimia Vallejos, pediatra y hematóloga infantil de Clínica Las Condes.
¿Cuáles son sus principales síntomas?
La gravedad de la anemia dependerá de la capacidad regenerativa de la médula ósea y de su velocidad de instauración. Los pacientes con
anemia de instauración crónica desarrollan mecanismos compensadores por los cuales la anemia es bien tolerada.
Casi la mitad de los pacientes estarán asintomáticos y, en ellos, el diagnóstico se realizará de forma casual tras solicitar un hemograma. Hay que sospecharla fundamentalmente en pacientes con factores de riesgo o con factores predisponentes.
“Una historia clínica dirigida y un examen físico detallado, al igual que algunos exámenes como
hemograma con reticulocitos,
índice eritrocitario, revisión del frotis sanguíneo, estudio de fierro,
perfil bioquímico, nos orientarán al diagnóstico y tratamiento”, señala la especialista.
Síntomas y signos de anemia:
- Cansancio, fatiga o intolerancia al ejercicio.
- irritabilidad.
- Anorexia (disminución del apetito).
- Pagofagia o pica (apetencia por comer hielo, tierra u otras sustancias no nutritivas).
- Retrasos del desarrollo, del aprendizaje o problemas de atención.
- Palidez de piel y/o mucosas.
- Taquicardia, dilatación cardiaca o soplo sistólico.
- Rágades bucales, aumento en la caída del cabello, alteraciones ungueales.
- Esplenomegalia.
- Ictericia de piel o conjuntival, coluria, acolia
¿Cuáles son sus principales causas en los lactantes?
- Anemia fisiológica del lactante
Durante el segundo y tercer mes de vida, la hemoglobina circulante disminuye gradualmente, ya que los glóbulos rojos del recién nacido tienen una vida media menor (90 días, en lugar de los 120 días de vida en el adulto) y hay menor producción de glóbulos rojos.
La doctora Nimia Vallejos, asegura que en esos casos esta situación es normal y no necesita tratamiento. Los valores de la hemoglobina normales en esta etapa dependen de la edad gestacional al nacer.
El feto recibe el fierro a través de la
placenta y lo va acumulando progresivamente, en su mayoría, en el tercer trimestre del embarazo (un 80%). Por esto, los
niños nacidos prematuramente tienen un contenido total en hierro disminuido.
Ciertas condiciones maternas, como una anemia importante,
diabetes o
hipertensión, también pueden condicionar bajos depósitos al nacimiento. La velocidad de descenso de la hemoglobina y su punto más bajo son más pronunciados en los prematuros. Este cuadro se debe fundamentalmente a la elevadísima velocidad de crecimiento de los prematuros.
“Además, la sangre extraída a los lactantes prematuros enfermos con fines analíticos exagera aún más la caída de la hemoglobina. El valor más bajo de concentración de la hemoglobina suele alcanzarse al cabo de unas 6 semanas en los prematuros. A partir del sexto mes de vida, más del 90% de los requerimientos de hierro deben estar garantizados con la alimentación complementaria”, comenta la hematóloga infantil.
- Anemia ferropénica del lactante
Se debe a una deficiencia de hierro, sin el cual no se puede fabricar la hemoglobina de los glóbulos rojos. La causa más frecuente de ferropenia, con o sin anemia, es una ingesta alimentaria insuficiente o incorrecta, lo que podemos sospechar realizando una encuesta dietética adecuada.
Sin embargo, también se debe valorar según historia clínica o exploración física si existen datos que indiquen la posibilidad de una enfermedad orgánica subyacente responsable de la deficiencia de hierro, lo que implicaría la solicitud de pruebas complementarias.
“Los síntomas de la ferropenia y de la anemia ferropénica pueden ser bastante inespecíficos e incluso inexistentes, por lo que ante la sospecha clínica o la detección de factores de riesgo es necesario solicitar exámenes complementarios para llegar al diagnóstico”, indica.
Factores de riesgo
La doctora detalla que los factores de riesgo para anemia ferropriva son:
Factores de riesgo perinatales:
- Prematuros.
- Recién nacidos de bajo peso para la edad gestacional.
- Gestaciones múltiples.
- Ferropenia materna grave durante la gestación.
- Hemorragias úteroplacentarias.
- Hemorragias neonatales o múltiples extracciones sanguíneas.
Factores de riesgo entre el mes y los 12 meses de edad:
- Lactancia materna exclusiva por encima de los 6 meses.
- Alimentación con fórmula no suplementada con hierro, más allá de los 6 meses de vida.
- Lactantes que después de los 6 meses reciben lactancia materna e ingieren escasas cantidades de alimentos ricos en hierro.
- Introducción de leche de vaca entera/de soja o de cabra antes de los 12 meses.
Factores de riesgo a partir del año de edad:
- Alimentación incorrecta (exceso de grasa, carbohidratos y elevado consumo de lácteos, escasa ingesta de carne magra, fruta, vegetales verdes,legumbres.
- Diversas enfermedades que producen: malabsorción intestinal, malnutrición, infecciones frecuentes, hemorragias frecuentes o profusas.
- Ingesta de medicamentos que interfieran con la absorción de hierro (consumo prolongado de AINES o corticoides vía oral).
- Riesgo de intoxicación por plomo (poco frecuente en nuestro medio).
Agrega que “otras causas menos frecuentes son las
anemias hemolíticas, las que pueden ser inmunes (presencia de anticuerpos contra los glóbulos rojos) o no inmunes, dentro de las cuales están la
anemia congénita que pueden ser por problema enzimático del glóbulo rojo, por alteración de la hemoglobina (
Talasemias) o por defectos de la membrana del glóbulo rojo (
microesferocitosis familiar)”.
¿Cómo se trata?
La pediatra afirma que
parte esencial del tratamiento de la anemia en los lactantes
consiste en la prevención:
Prevención en la madre embarazada, asegurando:
- Un control adecuado de las patologías del embarazo (HTA, Diabetes),
- Ingesta adecuada de nutrientes (Fe, Ac Fólico, vit B12),
- Adecuada atención del parto (tiempo de ligadura del cordón, control hemorragias periparto).
Prevención en el recién nacido y lactante:
- Desde el periodo de recién nacido, limitar la extracción de sangre por exámenes, sobretodo en prematuros.
- Recomendar el consumo de alimentos ricos en hierro.
- Fortificar alimentos de consumo habitual con hierro (en Chile las leches para lactantes y las harinas están fortificadas con fierro).
- Preparados farmacéuticos para profilaxis con fierro a los recién nacidos prematuros desde los 2 meses de vida o al doblar el peso de nacimiento y a los recién nacidos de término desde los 4 meses de vida.
El tratamiento dependerá de la causa de la anemia y de los síntomas que cause en el paciente.
- La anemia fisiológica no requiere tratamiento.
- La anemia ferropriva se debe tratar con compuestos de fierro, identificar la causa y tratarla.
- Las anemia hemolíticas congénitas requieren suplementación con ácido fólico.
- La anemia hemolítica inmune puede requerir uso de Inmunoglobulina endovenosa o corticoides.
¿Cuáles son las principales recomendaciones y cuidados que debe tener la madre?
La doctora Vallejos advierte que es fundamental realizar
control sano, asegurar una alimentación balanceada acorde a la edad del niño, uso de profilaxis con fierro indicada por su pediatra. Además, invita consultar precozmente en caso de síntomas como palidez o cansancio fácil al comer o realizar actividad física o ante los signos detallados anteriormente.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de la anemia en lactantes si no es tratada?
Debido a que los glóbulos rojos realizan el transporte de oxigeno a los tejidos, en caso de anemia leve el paciente puede ser asintomático, pero si la anemia es intensa o de instalación brusca puede producir los síntomas descritos y se tendrá que evaluar la necesidad de transfusión de glóbulos rojos y/o la necesidad de tratamiento farmacológico según la causa de la anemia.
“Si los lactantes no reciben la profilaxis con fierro, sus depósitos se acabarán y desarrollarán una anemia ferropriva. Estudios realizados sustentan la hipótesis de que la ferropenia puede causar alteraciones en el desarrollo cognitivo, motor y de la conducta; incluso se ha relacionado también con el
trastorno por déficit de atención con hiperactividad, con el
síndrome de las piernas inquietas, espasmos del sollozo,
apnea, desajustes en el patrón del sueño y
accidentes cerebrovasculares”, detalla.
Así también, varios estudios han relacionado la anemia ferropénica en el niño menor de 2 años con alteraciones en el desarrollo madurativo, cognitivo y comportamiento, así como con alteraciones auditivas y visuales. Sin embargo, no está claro el mecanismo fisiopatológico ni si serían alteraciones reversibles con la corrección de la anemia.