Cada día más mujeres toman conciencia de la importancia de amamantar a sus hijos. Estudios demuestran que lo hacen con mayor éxito y por más tiempo, a pesar de inconvenientes como volver a trabajar.
Las exigencias de la vida moderna, en lo profesional y laboral, impulsaron desde fines de la década de los 60 una baja en las tasas de lactancia materna. En los 90, sin embargo, la tendencia comenzó a revertirse. Convencidas de las irreemplazables cualidades nutritivas, inmunológicas y afectivas de dar pecho, las madres cada día más optan por este tipo de alimentación, la más natural y perfecta de todas.
Aunque la tarea es muy gratificante, muchas veces sobre todo en el primer mes se hace difícil y agotadora. Especialmente para las mamás primerizas, que tienen poca orientación acerca de la técnica adecuada. En este proceso, el papá es clave.
Un padre que ha acompañado a su mujer durante todo el embarazo y participado en el parto, estará mucho más dispuesto a apoyarla en este nuevo desafío. Algo que toda mamá agradece, y fomenta que la lactancia sea más tranquila, exitosa y duradera.
A pesar de ser un momento tan íntimo entre mamá e hijo, el papá puede incorporarse de varias maneras. Esto hace que se refuerce el vínculo con su guagua. Si el papá participa, goza la lactancia junto con la mamá y deja de ser un mero espectador.
El papel del papá
• Acompañar. Ayudando a que el momento de la “papa” sea lo más relajado y agradable posible y trasmitiéndole a la mamá que está contento con que ella dé pecho y no aburrido esperando que termine.
• Ayudar en los procesos que tensan. Por ejemplo, reemplazarla en algunas tareas como ir al supermercado, a buscar a los niños al colegio, etc. Así ella tiene más tiempo y se estresa menos.
• Crear un ambiente tranquilo en el que se incorporen también los hermanos.
Aclarando dudas: 10 mitos sobre la lactancia
Muchas dudas y mitos que rodean el tema de la lactancia materna lo único que consiguen es entorpecerla. Aquí aclaramos 10 inquietudes frecuentes y cómo enfrentarlas:
1. ¿Sola o acompañada? Lo que a la mamá le parezca más natural. En todo caso, esconderse de los hermanos de la guagua no es bueno. El proceso debe ser algo natural dentro de la familia. En términos generales, lo importante es que la mamá siempre mantenga una actitud positiva y tranquila. Si esto lo logra más o menos en privado, dependerá de su personalidad. No olvide que el estrés es uno de los principales enemigos de la lactancia, porque la adrenalina antagoniza las hormonas de la leche.
2. ¿Comer mucho mejora la leche? La alimentación de la mamá debe ser balanceada y tener todos los alimentos en forma equilibrada. Puede incluir descremados y debe potenciar especialmente la ingesta de calcio y vitaminas. El exceso de comida tampoco es necesario. Lo que sí se debe aumentar es el consumo de líquidos. Se recomienda entre 2 y 3 litros diarios, de los cuales 1 ó 3/4 deben ser lácteos. Sólo están restringidas las bebidas de fantasía: engordan y –en el caso de las bebidas cola- tienen cafeína que puede producir trastornos del sueño y excitación en la guagua.
3. ¿Puedo hacer régimen? Aunque no en forma inmediata, la lactancia favorece la recuperación del peso original, aproximadamente a los seis meses. Durante el embarazo se acumula grasa que va a suplir las 600 calorías adicionales que necesita una mujer para amamantar; ésta es una reserva que se va “quemando” durante la lactancia. No es recomendable tener una baja brusca de peso post parto, ni hacer régimen, excepto guiado por una nutricionista. La baja de peso debe ser paulatina.
4. ¿Hay alimentos prohibidos? En un comienzo se deben evitar alimentos flatulentos. Sin embargo, éstos no afectan a todas las guaguas por igual. Aparentemente, el problema está más en la cantidad que en el tipo de alimento. Introduzca repollo, espárragos, etc, paulatinamente y en forma separada, para ver si afecta o no a su hijo. Ante la duda, lo mejor es consumir todo cocido.
5. No puedo dar leche... no tengo buen pezón. Los problemas de pezón en general son aislados y no debieran ser impedimento para la lactancia. La guagua que agarra bien al pecho lo hace de la areola, donde se hace el vacío para vaciar el pecho. Incluso hay madres con pezones invertidos que igualmente pueden amamantar. En todo caso, ante dudas o problemas, es conveniente asistir a la Clínica de Lactancia (ver recuadro). Tampoco importa el tamaño de los pechos.
6. Mi leche no es buena... Éste es un mito. La única manera de evaluar cómo es una leche, es que la guagua suba de peso y quede satisfecha por un período de entre tres y cuatro horas. El color o la consistencia, no tienen nada que ver. Y tampoco si entre “papas” los pechos están vacíos. A muchas mamás les funciona muy bien el reflejo de la bajada de la leche cuando ponen al niño y lo amamantan sin problema.
7. Hay que ponerle horario. Uno de los peores enemigos de una buena lactancia es partir con un horario fijo. La guagua nace con un patrón de succión de entre seis y ocho veces al día, que va cambiando paulatinamente con los meses. Si los padres tratan de ordenar al hijo desde el primer día, interfieren con la adecuada bajada de la leche y con los momentos de alerta y sueño del niño. A veces se trata de amamantar cuando está dormido y no logra vaciar bien los pechos, lo que es perjudicial. Hay estudios que demuestran que es muy superior la bajada de la leche cuando la mamá opta por la libre demanda que cuando se amarra a un horario fijo en el primer mes.
La leche materna definitiva, en calidad y cantidad, baja entre los 15 y 20 días, por lo que no podemos exigir “orden” o que la guagua quede bien satisfecha antes del mes.
8. ¿Cuánto debe tomar? Este tiempo se ajusta, en cada caso, entre la mamá y el hijo. No hay recetas. En promedio, son diez minutos por lado, pero una vez que baja la leche en algunos casos bastan cinco minutos y en otros siguen siendo necesarios 15.
9. No sube de peso = relleno. Nunca se debe dar relleno ante el primer revés. A veces se pasa por un período de crisis transitoria y con una buena asesoría y relajación, se logra una buena lactancia. La primera indicación ante un bajo peso es aumentar la frecuencia. En situaciones como ésta es clave el grupo de apoyo a la mamá: desde la transmisión de experiencias exitosas de familiares y amigas y la colaboración de la familia en los problemas domésticos, hasta la asesoría de la Clínica de Lactancia.
10. Tengo que cortarme la leche; vuelvo a trabajar. Puede ser más complicado, pero no imposible. Se puede amamantar en la sala cuna u ocupar los descansos legales destinados para estos casos. Si no es posible, lo ideal es mantener tres lactancias al día y que las otras dos sean con leche materna extraídas previamente. En lo posible, es recomendable que la mamá guarde días de vacaciones para “alargar” su postnatal lo más posible y retrasar la sala cuna. Al mandar a una guagua de tres meses a una guardería, además de cortarle la lactancia, se la expone a infecciones justamente en el período en que está más en baja la inmunidad dada por la madre y recién empezando la propia. Ésta es una de las buenas razones para alargar o flexibilizar el postnatal.
Clínica de lactancia
Para orientar a las mamás antes y durante la lactancia, dos pediatras y una matrona están a cargo de la Clínica Ambulatoria de Lactancia. Esta iniciativa, iniciada el año pasado, consiste en talleres individuales y grupales en que se prepara a la mamá desde el embarazo y se la guía, una vez nacida su guagua, para que la lactancia sea exitosa. Aquí se despejan dudas y se enseña desde cómo poner correctamente al niño al pecho hasta cómo sacar y conservar leche cuando se vuelve a trabajar.
Este es un servicio gratuito para pacientes de Clínica Las Condes.
Atiende de lunes a viernes de 9:00 a 12:00 horas.
• Guerra al cigarrillo
Conocidos son los efectos dañinos que produce el cigarrillo en el embarazo. Asimismo, una mamá que da pecho no debe fumar ni permitir que se fume en el ambiente en que está su hijo. La nicotina pasa a través de la leche produciendo problemas de vasodilatación, excitación y activando a la guagua. Además, el humo aspirado produce problemas respiratorios.
• La OMS y la UNICEF recomiendan el pecho exclusivo hasta los seis meses. La leche materna es el mejor alimento para este primer semestre de vida: nutritiva, siempre lista, a la temperatura exacta, fresca y limpia. Genera menos cólicos, aumenta las defensas y es uno de los pilares del apego.