Es importante determinar si hay problemas de salud que puedan estar provocándolas.
Las personas con
síndrome de Down muestran las mismas escalas de temperamento y conducta que las de la población general, si se tiene en cuenta la edad mental. Sin embargo, no es raro que aparezcan problemas de conducta, como desobediencia, oposicionismo, agresividad, terquedad, entre otras, y se debe intervenir cuando éstas tienen impacto sobre el desarrollo social y educativo de ellos.
Guadalupe Palma, educadora diferencial del
Centro de Apoyo Pacientes Síndrome de Down de Clínica Las Condes, indica que hay que intervenir cuando las malas conductas pueden alterar el orden en la casa o el colegio, afectando el proceso de aprendizaje.
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Es importante siempre determinar si existen problemas de salud que puedan estar provocando estas conductas, ya sea de visión, audición, hipo o hipertiroidismo, reflujo, entre otros, ya que su comportamiento puede ser una manera de comunicación, tomando en cuenta las dificultades que presentan en el lenguaje expresivo”, explica.
¿Cómo enfrentar los problemas de conducta?
Es importante determinar la frecuencia de estas conductas, su duración e intensidad, indica la especialista, para así tener pistas sobre lo que pudo provocarla. “Una vez hecha esta evaluación, se desarrolla un plan de intervención que sirva para la casa, el colegio o lugar de trabajo, según cada caso”, dice.
Para hacerlo, en general,
se toma en cuenta la función que cumple la conducta, los antecedentes y consecuencias de ésta, su frecuencia y duración, entre otras.
Es necesario establecer normas de conducta que sean claras, sencillas, justas, comprensibles y estables en todos los contextos en los que se desenvuelven las personas con
síndrome de Down, para que pueda ser generalizada. Y “siempre es útil presentarle alternativas al niño para que tenga la posibilidad de escoger y no sienta que se le está imponiendo algo”, recomienda.