¿Una variante de la normalidad o un problema para niños y adolescentes que tienen esta condición?
La
hiperlaxitud articular es una condición en la cual las personas tienen excesiva movilidad de las articulaciones producto de una elasticidad aumentada de los tejidos. Es más frecuente en mujeres y niños, observándose una disminución con la edad. También se observa incidencia aumentada en determinadas familias, dando cuenta de aspectos hereditarios.
En algunas personas, esta condición no se asocia a dolor ni otros síntomas, pudiendo incluso hacer ganar popularidad a sus afectados al ser capaces de realizar movimientos tipo contorsionismo o tener un buen desempeño en actividades deportivas que requieran de mucha
elasticidad corporal.
Estos algunos casos, la hiperlaxitud podrían considerarse como una variante de la normalidad, teniendo en general un curso favorable en el tiempo. No obstante, existe otro grupo de afectados, que sí presentan molestias importantes como
dolor, esguinces o subluxaciones articulares a repetición, además de alteraciones de
la postura y marcha, debilidad, fatiga y mal apoyo de los pies que pueden llegar a ser bastante invalidantes e interferir con la funcionalidad y calidad de vida de las personas.
“Puede ser causa de dificultades en educación física de muchos niños, limitar la práctica deportiva llevando al sedentarismo y aislamiento social. En estos casos se habla del Síndrome de hiperlaxitud articular”, agrega la
doctora Mariana Haro, jefa del departamento de
Medicina Física y Rehabilitación de
Clínica Las Condes.
Existe un tercer grupo de pacientes de mayor gravedad, en quienes se asocian
síntomas que afectan otros órganos más allá del aparato muscular y esquelético, correspondiendo a otras enfermedades generalmente de causa genética, en las cuales la hiperlaxitud articular es un elemento más entre sus manifestaciones.
Diagnóstico y tratamiento de la hiperlaxitud
El diagnóstico del
Síndrome de Hiperlaxitud Articular, tarda bastante en muchos casos, debido al carácter difuso de las manifestaciones, ya que puede asemejarse con otras enfermedades de causa traumatológica o reumatológica como las
artritis debiéndose establecerse el diagnóstico diferencial con estos cuadros.
El adecuado tratamiento parte con una evaluación médica que permita hacer un buen diagnóstico y objetivar el compromiso funcional del afectado, para orientar adecuadamente las acciones a realizar. Puede ser necesario realizar estudios
diagnósticos de imágenes, exámenes de laboratorio o estudios genéticos para establecer el correcto diagnóstico.
“En primer lugar, el tratamiento comprende la educación del paciente y su familia en cuanto a la naturaleza de la enfermedad, buen pronóstico y posibilidades de mejoría. Se les debe enseñar adecuados hábitos de vida en cuanto a proteger sus articulaciones, evitando movimientos más allá del rango de movilidad normal y la sobreelongación articular que pueden determinar problemas degenerativos como artrosis articular en la adultez”, explica la especialista.
Se debe evitar la sobreprotección y el
sedentarismo, fomentando actividades deportivas que no provoquen molestias y sean del agrado del niño o adolescente. El alivio del dolor es otro pilar muy importante para el tratamiento, pudiendo ser necesario el uso de medicamentos, terapia física o ferulajes, que deben ser indicados por el médico.
Es necesario también,
estimular ejercicios para fortalecer la musculatura, mejorar el equilibrio, estabilidad articular y destreza motora, en ocasiones con necesidad de apoyo kinesiológico. El uso de plantillas, órtesis o vendajes especializados tipo taping también pueden ser muy útiles según el caso.