Es una enfermedad mucho más común de lo que se piensa, puede aparecer a cualquier edad, pero afortunadamente tiene tratamientos que han demostrado excelentes resultados.
Todas las personas deben ser capaces de orinar solo en el momento en que voluntariamente lo desean y contener la orina dentro de la vejiga sin problemas. Cualquier pérdida o escape involuntario, sin importar su volumen o las circunstancias en que ocurre, es anormal y constituye un cuadro de incontinencia urinaria.
“Estas afecciones pueden aparecer a cualquier edad y, en realidad, constituyen un grupo de enfermedades distintas que comparten su forma de presentación, más que ser sola una enfermedad”, dicen los especialistas del
Centro de Especialidades de Piso Pelviano de Clínica Las Condes.
Tanto es así, que muchas estadísticas informan que
hasta un 40% de las mujeres en edad reproductiva presentan algún tipo de incontinencia de orina, cifra que se eleva casi al 50% posterior a la menopausia.
Entre estas enfermedades se puede destacar la
incontinencia urinaria de esfuerzo –especialmente en mujeres que han tenido embarazos y partos-, la
enuresis nocturna del niño,
la incontinencia del adulto mayor y la
vejiga neurogénica, entre otras.
“Se debe considerar que, junto a la incontinencia de orina, se puede presentar
prolapso genital (caída de los órganos pélvicos a través de la vagina), constipación y/o incontinencia anal. Esta tendencia ha aumentado por el incremento de la expectativa de vida, con el consiguiente aumento de pacientes de edad avanzada, y por la preocupación creciente de la población en su calidad de vida”, explican los doctores.
Sin embargo, a pesar de la gran frecuencia de este tipo de problemas, y del gran impacto que producen en la calidad de vida de los pacientes, muchas personas no consultan con un especialista porque sienten vergüenza, porque consideran que es parte natural del proceso de envejecimiento o porque creen que la solución es siempre quirúrgica.
“Cada una de estas afecciones requiere un tratamiento diferente. Por eso, es fundamental contar con un diagnóstico preciso que permita conocer cuál es la alteración de la función de la vejiga o del esfínter que se esconden detrás de cada caso, con el objeto de planificar un tratamiento apropiado con las mejores probabilidades de éxito”, agregan los especialistas.
¿Por qué se produce la incontinencia urinaria?
La vejiga y el esfínter (músculo que cierra la salida de la vejiga) tienen por objeto almacenar la orina producida por los riñones, para expulsarla luego voluntariamente.
Si se produce cualquier alteración del funcionamiento de la vejiga o del esfínter puede ocasionar incontinencia urinaria.
Exámenes y diagnóstico
El estudio de la incontinencia urinaria comienza con la visita al médico especialista, quien realizará una evaluación clínica inicial, de laboratorio y, en algunos casos, radiológica.
“En una proporción muy significativa de los casos, un médico con experiencia en el tema podrá iniciar el tratamiento de su paciente basándose solo en la historia clínica y el examen físico en la consulta, además de algunos exámenes muy básicos como el examen de orina”, comentan los especialistas.
Además, en la actualidad se cuenta con una serie de elementos que permiten realizar un diagnóstico preciso de este tipo de cuadros, entre los cuales están los cuestionarios de calidad de vida, exámenes de imagen y el llamado
estudio urodinámico.
Los exámenes de imagen, en general, corresponden solo a ecografías, pero en algunos casos puede requerirse de
cistoscopía, tomografía computada, resonancia magnética u otros estudios más especializados.
Estudio urodinámico
Este examen, diseñado específicamente para conocer el funcionamiento de la vejiga y del aparato esfinteriano, permite evaluar con gran precisión la causa de los cuadros de incontinencia urinaria y planificar adecuadamente el tratamiento que se debe seguir.
¿En qué consiste el tratamiento?
La mayoría de los problemas de incontinencia de orina son de tratamiento simple, que supone el uso de medicamentos y, eventualmente, programas de reeducación y/o fisioterapia de la vejiga, el esfínter y el piso pélvico.
Sin embargo, en los casos de incontinencia de orina moderada y severa, la paciente necesitará procedimientos quirúrgicos. En la mayoría de los casos son efectivos y pocos invasivos.
Otros tratamientos de este tipo incluyen la inyección de colágeno u otras sustancias en la submocosa de la uretra y la inyección de toxina botulínica en el músculo de la vejiga, aunque ambos son de uso poco frecuente.
En casos excepcionales y de alta complejidad, existe la posibilidad de instalar un marcapasos para la función vesical, tratamiento conocido como neuromodulación central.