Con la mejora en el sistema de salud han bajado las muertes fetales y neonatales. Sin embargo, en la actualidad las enfermedades de la madre siguen preocupando.
En Chile se producen 5,1
muertes fetales por cada mil embarazos, una cifra que viene en descenso, sobre todo debido a las mejores en el sistema de salud.
El doctor
Rogelio González, ginecólogo obstetra de Clínica Las Condes, indica que se trata de un número bastante aceptable y similar a lo que ocurre en países desarrollados. “En 2017 la mortalidad neonatal fue de 5,1 por mil. Chile sigue mejorando los indicadores de mortalidad neonatal, en el año 2000 era 6 ó 7 por mil y fue bajado a 5,1. Parece más o menos poco, pero es difícil de conseguir, y la velocidad de descenso ha sido mejor y más rápido que Estados Unidos”, sostiene.
El
progreso económico, el
sistema integrado de salud público y privado y el
buen acceso a la salud están entre los factores que han influido, indica el especialista. En la
disminución de la muerte neonatal influyen los avances en la
medicina neonatal, el aumento de especialistas y de unidades de cuidados intensivos.
Por esta razón, hoy, los principales problemas están asociados a
enfermedades en el embarazo.
Diabetes, enfermedades al corazón de la madre y
preeclampsia, la más importante. Las malformaciones congénitas, antes frecuentes, hoy están controladas. También causas obstétricas, como hemorragias e infecciones, o complicaciones por aborto espontáneo.
Ante una enfermedad de la madre que provoque un embarazo de riesgo, es clave trabajar con un equipo multidisciplinario. Y si el riesgo de tener pérdida fetal es muy alto, el acompañamiento es fundamental. “Si está diagnosticado el riesgo extremo, es muy importante el acompañamiento. Una guagüita que va a morir en el útero, o poco después de nacer, es una situación dura. Hay grupos de trabajo importantes dedicados a acompañar a las mamás y la pareja, incluso aquellos en que padres que han tenido la experiencia, ayudan a otros padres. Va mucho más allá de lo médico”, dice el doctor.