“En Clínica Las Condes me diagnosticaron bien y lograron que volviera a hablar en menos de dos días”.
Hace más de seis meses, Carmen Salamanca se sometió a una cirugía de
extracción de amígdalas en Río Bueno, en la provincia de Ranco, en la región de los Ríos. Se trata de un procedimiento común, que no presenta mayores complicaciones, pero que lamentablemente en su caso tuvo una inesperada consecuencia:
la dejó sin voz.
Durante los primeros meses visitó a numerosos fonoaudiólogos para intentar recuperarla. Se realizó exámenes en Puerto Montt y probó con diversas terapias en Osorno, incluidas algunas muy peligrosas con electroestimulación, hasta que un especialista le diagnosticó una
luxación aritenoidea que debía reparar a través de una operación.
Como la intervención no era económica, Carmen junto a su familia realizaron un beneficio en la comuna de Río Bueno para reunir el monto total. Sin embargo, antes de someterse a la cirugía, un fonoaudiólogo de Osorno le recomendó que viajara a Santiago a hablar con Marco, también fonoaudiólogo que había sido su profesor hace unos años, para que la evaluara nuevamente y así pudiera tomar una decisión final.
Carmen llegó a
Clínica Las Condes y tomó una hora con el
otorrinolaringólogo Andrés Ortega, experto en laringe, quien lo primero que hizo fue realizarse una
estroboscopía de alta definición y una
nasofaringoscopía de alta resolución con tecnología IScan, para verificar su diagnóstico inicial.
Tras revisar los exámenes con detención, contactó al
fonoaudiólogo Marco Guzmán para evaluar juntos el caso,
concluyendo que la operación era innecesaria, situación que Carmen no esperaba. “Yo venía a una evaluación para operarme, porque me habían dicho que si no lo hacía no iba a recuperar la voz. Por eso, cuando el doctor me dijo que no me operarían, salí muy angustiada y lloré mucho, porque
pensé que me iba a quedar así para siempre”, recuerda.
Disfonía de origen emocional
Ambos especialistas se dieron cuenta que el diagnóstico que le habían dado a Carmen, que hablaba de una
luxación aritenoidea producto de la intubación durante la cirugía de amígdalas, era incorrecto, y que
el problema era algo funcional cuyo origen estaba en la mente.
“La psiquis es tan poderosa que es capaz de producir trastornos de la voz que pueden ser mal diagnosticados. Lo que ella tenía era simplemente
una disfonía musculotensional de origen más bien emocional, y lo que hicimos fue realizar maniobras de reposicionamiento laríngeo y después ejercicios para mantener la voz recuperada”, comenta el especialista Marco Guzmán.
Los ejercicios que le realizaron a Carmen fueron tres:
pull down, push back y media compresión, que consisten en mover la laringe de la posición errada hasta que el paciente produzca voz. No es algo placentero, ya que se debe apretar fuerte la garganta, pero cuando la voz logra salir y el paciente sale de su condición muscular inadecuada, debe realizar algunas maniobras de voz para mantenerla.
“Estuvimos una hora y media con ella y llegamos al 100% de su voz, pero cuando terminamos Carmen confesó que no confiaba en que la recuperaría, y es natural. Imagínate que a ella cinco otorrinolaringólogos le habían dicho que la tenían que operar, había estado seis meses con un tratamiento fonoaudiológico que no correspondía, le habían dicho que iba a tener que someterse a una segunda cirugía y que iba a estar un año más con tratamiento fonoaudiológico para recuperar su voz, pero, aun así, nunca iba a quedar como antes. Entonces llegó acá absolutamente desesperanzada y no creyendo en ningún profesional”, recuerda el especialista Marco Guzmán.
“Fue un milagro”
Para quienes tienen que someterse a una
cirugía de extracción de amígdalas, el fonoaudiólogo Marco Guzmán es claro en señalar que
esta intervención no tiene ninguna relación con el daño en las cuerdas vocales, ya que lo único que podría ocurrir es que, como en cualquier tipo de cirugía hay intubación, cuando ésta no se hace correctamente puede que un cartílago se salga de su articulación. Sin embargo,
“en este caso nada de eso ocurrió” .
Para Carmen, el recuperar su voz fue algo maravilloso que aún le cuesta creer.
“El fonoaudiólogo hizo un milagro, es que de otra manera yo no lo veo. Él me dijo que me iba a ir de la consulta hablando y así fue. Pasé seis meses muy angustiosos, de muchos especialistas, mucha terapia y no puedo creer que en dos días estoy hablando, todavía no lo asimilo, no puedo creer que me alivié.
Estoy feliz, sólo quiero agradecer que estén estos excelentes especialistas, ¡estos ángeles! Gracias a ellos, ahora vuelvo a mi vida”, comentó Carmen, emocionada.