El reflujo es más frecuente en los menores de 4 meses. ¿Cuándo consultar con un especialista?
El ascenso del contenido del estómago hacia la boca es denominado
regurgitación o
reflujo gastroesofágico (RGE), generalmente es ocasional y posterior a la ingesta de alimentos. Ocurre normalmente en las personas en forma esporádica y con mayor frecuencia en los lactantes menores de 4 meses, en quienes se resuelve espontáneamente antes del año.
La doctora
Sylvia Alegría, gastroenteróloga infantil de Clínica Las Condes, indica que el RGE es más frecuente en niños de menor edad por inmadurez. “El
esfínter esofágico inferior (músculo ubicado en la parte superior del estómago) tiene menor fuerza para cerrarse, los movimientos del esófago son menos eficaces en hacer avanzar el contenido alimentario y así evitar que los alimentos se devuelvan hacia la boca”, explica.
Síntomas y diagnóstico del reflujo gastroesofágico
El reflujo puede ser fisiológico o
patológico. En el
reflujo fisiológico los síntomas son leves, sólo regurgitación y vómitos ocasionales, los que van disminuyendo con la edad y el niño evoluciona con excelente incremento de peso sin otra sintomatología. El
reflujo gastroesofágico patológico, por otro lado, produce vómitos frecuentes y abundantes, con una curva de peso estacionaria y síntomas como irritabilidad, inquietud al dormir, dolor y rechazo alimentario.
Por su condición, los
niños prematuros y aquellos con daño neurológico tienen mayor riesgo de presentar reflujo, además de quienes sufren alergia a la proteína leche de vaca, estenosis hipertrófica del píloro, hernia hiatal, malformaciones anatómicas y enfermedades metabólicas, en quienes el reflujo puede ser severo.
El
diagnóstico del RGE fisiológico es sólo vigilancia con controles médicos mantenidos, para comprobar la respuesta a las medidas recomendadas a los padres. Pero cuando se sospecha un
reflujo patológico, puede ser necesario realizar una
imagen radiológica o ecográfica para descartar malformaciones anatómicas como hernia hiatal o estrecheces, entre otras.
Exámenes
Otros exámenes, complementados como
Ph-metría e impedanciometría esofágica, permiten determinar el tiempo que el esófago permanece con un PH ácido y observar el movimiento de los alimentos en el esófago respectivamente.
“Estos exámenes son de utilidad cuando la respuesta al tratamiento no ha sido el esperado o se sospecha que el reflujo pueda ser la causa de que otros problemas respiratorios, como asma que no responde a tratamiento, tos crónica, neumonías o laringitis a repetición”, dice la especialista.
Una endoscopía digestiva alta permite observar la presencia de daño de la mucosa esofágica como esofagitis producida por el reflujo.