Las personas con sobrepeso tienen mayor probabilidad de presentar trastornos de salud mental. A continuación, descubre por qué ocurre y cómo abordarlo.
La
obesidad o
sobrepeso no se limita exclusivamente a factores genéticos, sino también, al
estilo de vida que llevamos o, incluso, a causa de una enfermedad. Estas variables también impactan en cómo nos sentimos. Por ejemplo, el no sentirse bien o satisfecho consigo mismo, ocasiona sentimientos de tristeza,
ansiedad o
estrés que podrían llevar a la persona a comer más de lo habitual. Sin embargo, si no se aborda de forma correcta y se trabajan esas emociones, estos problemas se sostienen a largo plazo.
“La
depresión es un
trastorno del estado del ánimo que afecta a la persona en sus pensamientos, sentimientos y comportamientos del día a día; interfiere en su calidad de vida y los síntomas tienden a durar un periodo de varias semanas, o incluso, periodos más extensos si no es tratado”,
explica Marcela Gallegos, psicóloga de CLC.
Algunos de los síntomas que se presentan en las personas con depresión son: bajo ánimo, sentimientos de tristeza e irritabilidad, pensamientos negativos, de culpa y autocríticos (como sentirse inútil) junto con cambios a nivel fisiológicos, tales como; alteración en el apetito y en el sueño (insomnio o hipersomnia). Esto da como resultado cambios en la actividad de las personas, produciendo retraimiento social. Además, como en este trastorno se viven altos niveles de cansancio y falta de energía, disminuyen los niveles de disfrute de actividades que antes estaban contempladas como placenteras por las personas, o dejando de lado conductas de autocuidado.
¿Cómo la depresión se relaciona con el sobrepeso?
La depresión puede tener varios
síntomas, uno de ellos puede ser la
alteración en el apetito y el
peso. Lo anterior, se da principalmente de dos formas:
- Falta de apetito, lo que provoca disminución de peso.
- Aumento de apetito y antojo por ciertos alimentos, lo que provoca la subida de peso.
“La relación entre
depresión y
sobrepeso se da de dos formas. Por un lado, cuando estamos con un
cuadro depresivo, las actividades físicas se ven disminuidas y
aumenta el apetito y antojos teniendo repercusión en el peso. Otra relación se da cuando, producto del sobrepeso u
obesidad, la
depresión es gatillada por todos los daños que va causando a la persona”, agrega la psicóloga. Además, explica que es muy común que las personas que viven con obesidad tengan más riesgo de desarrollar depresión o alguno de sus síntomas, porque sufren burlas o críticas, lo que afecta directamente su
autoestima. Por ende, se sienten excluidas y evitan ciertas situaciones por miedo al rechazo social, como por ejemplo evitar actividades sociales e incluso consultas médicas por esta razón.
En los
cuadros depresivos relacionados con la obesidad, estas emociones (tristeza, minusvalía) que son difíciles de procesar, provocan que muchas veces las personas consuman ciertos alimentos calóricos que asimilan como
elementos calmantes, provocándose un círculo vicioso del cual es muy difícil salir.
Diagnóstico y tratamiento
Se debe consultar al especialista cuando los síntomas mencionados anteriormente
comienzan a interferir en la vida diaria, en el
estado de ánimo y en nuestras relaciones interpersonales con la familia, pareja, amigos, etc. El abordaje de este trastorno es de forma
multidisciplinaria; desde el apoyo del psicólogo o psiquiatra y si es que es necesario un tratamiento farmacológico como complemento a la
psicoterapia. Además de un tratamiento nutricional para mejorar la salud y calidad de vida del paciente.
“Es importante recalcar que este tema requiere de un equipo multidisciplinario, por lo que es fundamental la parte de
salud mental, donde se trabajen conductas de
autocuidado, de hábitos y expresión emocional. La idea es generar un espacio seguro donde las personas puedan hablar sobre el estigma, la gordofobia, etc., de forma tal de aprender a sacarse la etiqueta negativa y no proyectarla hacia sí mismos, sino que abordarla de una forma más amable”, enfatiza la psicóloga.