Si un café por la mañana es lo único que te despierta; si el té y las bebidas cola son las razones por las que te mantienes en pie durante el día y trasnochar sin una bebida energética se ha convertido en algo imposible, pon atención.
La
cafeína estimula el sistema nervioso central aliviando la fatiga y aumentando la atención. Está presente en muchas comidas y bebidas y es la droga estimulante más popular y socialmente aceptada. Si bien, ingerir una cantidad moderada al día no es dañino, tomar en demasía sí puede afectar su salud.
“Todo en exceso es malo, ese es el punto de partida. En cuanto a la cafeína, específicamente, hay que distinguir y saber
para qué se toma y en qué dosis, qué concentración o qué cantidad se está ingiriendo. Lo importante es analizar cómo se utiliza la sustancia y con qué fines. La pregunta clave es ¿por qué se toma café?”, señala el
psiquiatra de
Clínica Las Condes, Daniel Seijas.
“Y aquí aparecen los factores culturales, gastronómicos y de automedicación como una forma de disminuir el
cansancio y la depresión. Hay personas que relacionan el café con el relajo. Entonces comienza un culto al café
que tiene que ver con su aroma o con que sea tostado o granulado. También están fuertemente presentes los aspectos culinarios y estéticos que, sin duda, tienen que ver con una estrategia de marketing de consumo y seducción”.
Cabe destacar que la cafeína está presente en el café, en el té, en el mate, en las bebidas cola y en las bebidas energizantes. La teína, un alcaloide que se encuentra en las hojas de té es, en realidad, cafeína. Más aún, el té, en peso, contiene más cafeína que el café.
Sus efectos
La historia de cómo se descubrió el café es bastante insólita: un rebaño de cabras comenzó a comer un tipo de semillas que había en el cerro donde vivían. El pastor que las cuidaba se dio cuenta que estos animales tenían más fuerza para subir a la montaña que las otras cabras del sector. Y al darle estas semillas al resto de los animales todos comenzaron a tener más energía, a estar más inquietos y a preferir estas semillas por sobre las otras. La leyenda sigue con el día en que se quemó la planta de café y salió un rico aroma y los granos adquirieron un mejor sabor.
“Dentro de los beneficios del café,
éste favorece el proceso de estimulación de la digestión y sirve para hidratarse. También
disminuye los dolores de cabeza y pone en alerta. La cafeína, que pertenece al grupo de sustancias llamadas xantinas, estimula el cerebro al interferir en la acción de la adenosina -un transmisor nervioso que produce calma y tranquilidad- y provoca una sensación de euforia y de fuerza durante algunas horas.
También, al mantener más despierto,
facilita la actividad intelectual y la creatividad. Todo esto ocurre junto con un incremento de los niveles de adrenalina y noradrenalina, que son neurotransmisores activadores. La máxima concentración de cafeína en la sangre se alcanza entre los 30 y 45 minutos después de haberla ingerido y a las tres horas ya se ha eliminado la mitad de lo que se ha absorbido”, señala el doctor.
Algunas personas son más sensibles a la cafeína que otras y en esos casos, pequeñas dosis pueden desencadenar efectos no deseados. A dosis altas, la cafeína
produce excitación, ansiedad e insomnio, temblor, irritabilidad, hiperactividad, disminución del apetito, aumento generalizado de la sensibilidad y baja de los reflejos. Incluso puede provocar
gastritis y existe un mayor riesgo de adquirir cáncer de páncreas. Por otra parte, el consumo excesivo puede producir dependencia, aunque con un síndrome de abstinencia mucho más benigno que en otros casos: dolor de cabeza, irritabilidad y somnolencia patológica.
“El café es un estimulante de agradable sabor que puede aumentar la ansiedad y gatillar
crisis de pánico en personas susceptibles o que ya sufren de esto. También se debe tener cuidado con el café pues en la noche altera el sueño, por eso no hay que tomarlo más allá de las cinco de la tarde y en cantidad reducida. Si bien hay personas que se duermen igual aunque hayan ingerido café hasta última hora, ellas no logran el nivel de sueño adecuado, pues el ciclo de sueño-vigilia se ve interferido por este estimulante y el cerebro no consigue desconectarse”, comenta el especialista.
Los adictos al café ingieren por años, desde 8 a 10 tazas al día hasta alrededor de 20 a 24 tazas, pero hay otros que tienen más tolerancia y necesitan tomar aún más. “¿Cuánto es mucho?
Entre una y cuatro tazas está bien, pero depende de la concentración y de la condición de salud de la persona. Sobre ese aspecto es necesario considerar factores como edad, embarazo,
la existencia de arritmia, diabetes, enfermedad del colon, etc. El problema con las embarazadas es que la cafeína pasa a la placenta y luego a la guagua y esto afecta directamente al corazón del bebé que se está desarrollando”, advierte el doctor.
Bebidas cola y energizantes
¿A qué niño no le gustan las bebidas cola? Si usted lo analiza, este tipo de bebidas no tiene muy buen sabor y menos para los más pequeños. Hay una situación que, sin duda, es producto de la combinación de cafeína y azúcar, algo con lo que hay que tener especial cuidado.
“En la historia de la bebidas cola hay que tener claro que cuando se comenzaron a fabricar y hasta 1904, se les ponía cocaína. Hoy, más de cien años después, se les agrega cafeína. En cuanto a los niños, lo importante es bajar el nivel de consumo haciéndolos tomar jugos y agua, para que también exista una baja en la ingesta de azúcar. Está comprobado que los menores que toman muchas bebidas cola tienen un alto riesgo de ser hiperactivos y de tener dificultades para conciliar el sueño. En Chile, la autoridad sanitaria debiera obligar a que todos los productos señalaran cuánta cafeína contienen, tal como se hace en Estados Unidos o en Europa”.
Por su parte, en las bebidas energizantes se mezclan guaraná, cafeína, azúcar y gas, lo que produce una sensación agradable pero claramente estimulante. Últimamente estas bebidas se han puesto de moda y son algo muy común en fiestas, matrimonios y también se utilizan cuando se debe manejar por muchas horas o cuando se está muy cansado.
Según el especialista, hay que estar alerta, ya que las bebidas energizantes son un estimulante psicotrópico de baja concentración.
Disminuyen el apetito y son más peligrosas cuando la persona ha tenido problemas cardiovasculares o un traumatismo encéfalo craneano, cuando tiene epilepsia, está tomando medicamentos o cuando sufre de ansiedad, depresión o de déficit atencional.
“Hay que tener máxima precaución con estas bebidas cuando se mezclan con alcohol, en las embarazadas y los niños. No debieran venderse a menores de edad hasta que se demuestre que son seguras. Para finalizar, lo importante en el tema de la cafeína es que su consumo sea en justa medida. ¿Cuál es esa justa medida? Piénselo usted”, concluye el psiquiatra.
Dosis altas de cafeína producen:
- Excitación
- Ansiedad
- Insomnio
- Temblor
- Irritabilidad
- Hiperactividad
- Disminución del apetito
- Aumento generalizado de la sensibilidad y baja de los reflejos.
- Puede provocar gastritis y existe un mayor riesgo de cáncer de páncreas.
Tips para reducir el exceso de cafeína
- Anota cuánta cafeína tomas regularmente.
- Reduce el consumo de cafeína, pero hazlo gradualmente. Toma vasos más pequeños de bebidas cola o alterna con otras bebidas; también disminuye el tamaño de tus tazas de café o té. Con esto, lograrás niveles más bajos de cafeína con menores efectos secundarios.
- Conviértete en una persona “descafeinada”.
- En cuanto al té, saca la bolsita de tu taza o comienza a preferir las aguas de hierbas que no contienen estimulantes.