Especialista recomienda nunca ceder ante este tipo de comportamiento.
¿Cedes cuando tu hijo
grita, llora o da patadas por conseguir un juguete en el supermercado? La respuesta es afirmativa en muchos padres que prefieren detener el comportamiento en vez de lidiar con ello, aun sabiendo que está mal.
Este tipo de conductas manipuladoras se aprenden y no es bueno reforzarlas, señala la doctora
Marcela Matamala, psiquiatra infantil de Clínica Las Condes. “Antes de los 3 años, según lo que sabemos por la
psicología evolutiva, la neurociencia y la teoría de la mente; el niño no es capaz de realizar operaciones cognitivas superiores, como engañar, manipular o ponerse en el lugar de otra persona, por lo tanto, no se puede hablar de un niño manipulador en este grupo etario”, dice.
“Los niños no nacen siendo
manipuladores, sino que aprenden que la manipulación es
una herramienta poderosa para conseguir aquello que quieren y la ponen en práctica cuando consideran oportuno”, explica.
Por ello, es fundamental la crianza en esta etapa del desarrollo. A través de la formación de hábitos, instauración de normas/límites y favorecer la autorregulación progresiva. “Cuando aparecen las conductas manipulatorias, generalmente se dan en un contexto familiar en el que el niño aprende esta herramienta como una forma de obtener lo que desea y es su entorno el que lo refuerza”, sostiene.
¿Cómo tranzar con los niños?
De acuerdo a la especialista, es importante diferenciar entre las
necesidades reales y básicas del niño, las cuales nunca hay que limitar, pero aquellas conductas que estén destinadas a satisfacer otras demandas y con características manipulatorias (como llorar, gritar, dar patadas o insultar para conseguir un juguete) deben desestimarse y no ser satisfechas.
“Los niños deben aprender que con la conducta manipulatoria no van a obtener ningún beneficio. Para ello, los padres deben ser muy claros en sus mensajes, controlar sus emociones y no permitir que el niño obtenga nada por esta vía”, enfatiza.