Inflamación de los vasos sanguíneos puede afectar a cualquier edad y sexo.
La vasculitis es una afección de la pared vascular, que puede afectar a las arterias, venas o capilares, que provoca la inflamación o destrucción de los vasos sanguíneos. Es una afección autoinmune, por lo que el sistema inmunitario es el que ataca los vasos sanguíneos por equivocación como resultado de una infección, un medicamento u otra enfermedad o trastorno.
El doctor
Santiago Rivero, reumatólogo de Clínica Las Condes, señala que frecuentemente provoca trombosis. “El vaso se ocluye, el territorio orgánico que ese vaso irriga se altera, por lo tanto, puede haber síntomas generales y muchas manifestaciones”, dice.
Afecta a hombres y mujeres, distintas etapas de la vida, es menos frecuente que otras
enfermedades autoinmunes, como el
lupus o la artritis reumatoide, pero puede tener un pronóstico muy serio. “Es muy importante estar atentos a la posibilidad de diagnóstico y tratamiento oportuno que puede ser muy eficiente”, indica el especialista.
La vasculitis no tiene causa conocida, y en el caso de las clasificadas como primarias, suelen comprometer órganos internos, a veces con complicaciones muy serias y graves, que pueden provocar la muerte. Las vasculitis secundarias son las más frecuentes, especialmente las inducidas por hipersensibilidad a medicamentos.
“Actualmente no se puede prevenir. No conocemos todavía la causa, conocemos el mecanismo de una inflamación de origen inmunológico, pero no qué desencadena la enfermedad. Mientras no lo conozcamos es difícil hacer una prevención”, dice el doctor.
Entre sus
síntomas están las manifestaciones cutáneas, como la aparición de lesiones en la piel, ampollas, pequeñas úlceras. Hay que poner especial atención si son varias lesiones. Para realizar el diagnóstico muchas veces se necesita un estudio patológico, (biopsia) o uno de sangre, pues también hay marcadores inmunológicos que se pueden detectar de esa forma.
“Lo habitual es que aparezca en el curso de semanas, es lo más frecuente. Algunas pueden aparecer más violentamente, como un déficit circulatorio de un órgano o una extremidad o incluso en el sistema nervioso central, como una trombosis”, explica.
Hoy los
tratamientos permiten tener resultados muy buenos, con inactivación de la enfermedad y eventualmente periodos posteriores sin nuevos brotes, aunque no es curable.