La enfermedad no se puede prevenir, pero mientras antes se detecte, mejor es el pronóstico.
La
artritis reumatoide es una enfermedad articular inflamatoria, crónica, autoinmune, multifactorial y sistémica, cuya causa es desconocida, por lo que no se puede prevenir. No obstante sí es posible conseguir que, con tratamiento, el paciente logre el bienestar, lo que tiene mejor pronóstico si se hace en forma precoz, enfatiza el doctor
Santiago Rivero, reumatólogo de Clínica Las Condes.
Síntomas y diagnóstico de la artritis reumatoide
“Los síntomas que debieran alertar a la población a consultar son
dolores articulares, especialmente si se acompañan de signos de inflamación articular. Si se mantiene por un período de 2 a 3 semanas, hay que consultar para que el médico pueda hacer los estudios clínicos correspondientes y plantear el diagnóstico y, lo más pronto posible, empezar el tratamiento”, señala.
El especialista indica que hay que profundizar en los aspectos educativos, explicando de qué se trata esta enfermedad y síntomas, para estar atentos a ellos. La educación debe ser tanto para pacientes como para los médicos, que deben conocer los signos iniciales para poder derivar los casos de artritis reumatoide a los reumatólogos.
El doctor explica que la enfermedad produce
limitación funcional si no se trata, llegando a la invalidez parcial o total, pero también se ha demostrado que la perspectiva de vida es de 5 a 10 años menos que la población comparable en edad y condiciones. “Por lo tanto, es importante el diagnóstico y tratamiento”, reitera.
“Los pacientes deben conocer la enfermedad y el objetivo del tratamiento y las cosas que tienen que aportar para el éxito de este”, señala el doctor Rivero. Es decir, deben tener períodos de actividad física cuando sea posible, y se recomienda que idealmente sea programada y bajo asesoría y control de kinesiólogo.
La
obesidad no influye en la
artritis reumatoide, pero sí es un factor negativo por la sobrecarga articular y las condiciones metabólicas que llevan a la obesidad, por lo que es necesario no tener largos periodos de sedentarismo. “Se puede hacer deporte con la enfermedad inactiva, si el médico tratante dice que no tiene riesgo”, señala.