Para algunos pacientes con cánceres hematológicos como el mieloma, linfoma o leucemias, el tratamiento con quimioterapia no es suficiente para superar la enfermedad, siendo el trasplante de médula, una opción para curar la enfermedad o prolongar la sobrevida.
¿En qué consiste el trasplante de médula?
Desde el
Centro del Cáncer de Clínica Las Condes, explican que existen dos tipos de trasplante de médula, aunque en ambos casos el paciente debe tener controlado el cáncer con
quimioterapia.
- Trasplante autólogo: en este caso, se realiza la extracción de las células madre del mismo paciente, tras lo cual se aplica una dosis alta de quimioterapia para intentar eliminar el cáncer residual y una vez terminado el procedimiento, se le administran las células que estaban refrigeradas o congeladas para regenerar el sistema hematológico e inmune de la persona.
- Trasplante alogénico: en este procedimiento, se utilizan las células madre de un donante sano, que puede ser o no familiar directo del paciente, sin embargo, la compatibilidad debe ser entre 50% al 100%.
¿En qué consiste el programa de trasplante de médula de CLC?
Se trata de un “programa multidisciplinario para el tratamiento de
enfermedades hematoncológicas complejas que como parte del proceso de tratamiento con
intención curativa o de prolongación de la sobrevida, requiere del reemplazo del sistema hematológico e inmunológico por uno sano en el caso de los trasplantes alogénicos, o la intensificación de la quimioterapia y rescate con células madre propias, en el caso del trasplante autólogo”, precisan.
¿Quiénes pueden optar a este procedimiento?
Todo va a depender del tipo de
cáncer hematológico, de la etapa en que se encuentre el paciente, de la respuesta a la quimioterapia y edad de la persona. Además, se hace una serie de exámenes para evaluar el estado fisiológico del enfermo y se determina si es capaz de tolerar todo el proceso.
“En caso de corresponder un trasplante alogénico, el especialista debe determinar al mejor
donante para el paciente, definiendo si corresponde a un hermano idéntico, otro familiar parcialmente compatible o un donante no familiar de registro nacional o internacional”, especifican los especialistas.
¿Cuánto dura el procedimiento?
El trasplante de médula no es una cirugía, sino la infusión de
células madre al paciente a través de una vía venosa central. En este escenario, los pacientes sometidos a
trasplante autólogo usualmente pasan entre dos y tres semanas hospitalizadas, sin embargo, existen algunas personas que son dadas de alta de inmediato, aunque bajo condiciones específicas. En estos casos, el riesgo de muerte es del 1%.
Por el contrario, los pacientes de
trasplantes alogénicos son más complejos y requieren equipos médicos más experimentados, tienen más tiempo de hospitalización, es decir, entre cinco y seis semanas, además pueden tener más complicaciones infecciosas e incluso el riesgo de muerte varía entre un 8 y 20%.
“Dado que el sistema hematológico e inmune es de otro individuo, existe una complicación específica a este procedimiento que se llama
enfermedad de injerto contra huésped, en el que las nuevas células inmunológicas reaccionan contra el paciente y si bien puede ser manejado en la mayoría de los casos de manera sencilla, algunas situaciones pueden ser muy complejas e incluso mortales, aunque corresponden a la minoría de los casos”, afirman desde el Centro del Cáncer de CLC.
Una vez dada el alta, los pacientes deben continuar con
controles ambulatorios para evaluar los parámetros hematológicos, realizar ajuste de fármacos, analizar niveles de inmunosupresores y la detección precoz de complicaciones. Dependiendo del
diagnóstico del paciente, la curación de la enfermedad puede considerarse lograda incluso después de cinco años en algunos casos, aunque la mayoría de las recaídas ocurren antes de los dos años
postrasplante.