Es uno de los más difíciles de diagnóstico, precisamente por la falta de señales.
A diferencia de otros tipos de
cáncer, en los que la detección precoz puede incluso permitir la cura
, la mayoría de los tumores al hueso son encontrados como un hallazgo durante el estudio de imágenes por otro motivo.
Según indica el doctor
Alexander Tomic, traumatólogo de Clínica Las Condes,
las manifestaciones clínicas pueden ser muy inespecíficas, como dolor, principalmente nocturno; aumento de volumen; deformidad o fractura frente a un trauma menor (que puede ser un hueso debilitado por el tumor).
El estudio de los tumores óseos se basa en la clínica, radiología e histología (estudio microscópico para determinar el tipo de células que forman el tumor). “
En una primera instancia se intenta determinar si la clínica y radiología (que puede incluir radiografía, topografía axial computada y/o resonancia magnética) permiten determinar a la lesión como benigna con una altísima probabilidad. Si es así, la conducta puede ser observar su comportamiento en el tiempo mediante nuevas imágenes. Si cabe duda respecto a la naturaleza de la lesión, debe realizarse una biopsia para determinar la naturaleza de la lesión”, dice.
En caso de que se determine que el tumor en cuestión es maligno, ya sea primario o secundario, se debe hacer un
estudio de imágenes del cuerpo completo para esclarecer si se encuentran más lesiones en el resto del cuerpo.
Diagnóstico de tumor óseo
Un tumor es una proliferación descontrolada de células y, en el caso de los huesos, se dividen en dos grandes grupos: las
lesiones primarias del hueso, en las que el tejido tumoral se origina en el hueso mismo, y las
lesiones secundarias, que corresponden a
metástasis (lesiones satélites) de tumores originalmente de otro órgano, como mama, pulmón y próstata (los más frecuentes).
Entre sus causas están la metástasis, pero también malformaciones -generalmente resultan en lesiones benignas por una falla en el proceso de desarrollo-, y mutaciones, en las que una falla en la replicación de un gen puede resultar en que una célula se vuelva
cancerígena, reproduciéndose sin control.
“Esto puede ocurrir por una mutación individual (un evento al azar al que todos estamos expuestos), pero
existen genes hereditarios que predisponen a que ocurran estas mutaciones puesto que los mecanismos moleculares que supervisan la replicación genética son deficientes (un ejemplo conocido es el cáncer de mama familiar)”, explica el doctor Tomic.
El especialista indica que es difícil conocer con certeza la incidencia real de los tumores óseos. “La mayoría de los casos son diagnosticados de forma incidental al obtener una imagen para el estudio de otro patología, como un traumatismo (radiografía tomada por un esguince, por ejemplo). No hay manera de saber cuántos tumores óseos asintomáticos existen sin que se haga el diagnóstico. Se estima que 3/4 de las lesiones que son sometidas a estudio terminan siendo malignas”, indica el especialista.