Errores comunes pueden dejar a niños y adultos expuestos.
Uno de los problemas más comunes que provoca
quemaduras en la piel de adultos y niños es no aplicar correctamente el protector solar, una situación que se repite a menudo.
“Una de las normas iniciales de prevención es la protección solar sobre todo en los niños, ya que ellos tienen pieles más delicadas. La recomendación es utilizar productos
sobre 30 FPS y aplicarlos bien”, dice el
doctor Rodolfo Villena, infectólogo pediatra y parte del
Centro de Medicina del Viajero de Clínica Las Condes.
¿Cómo se usa el protector solar?
Se debe aplicar media hora antes de la exposición al sol y no cuando el menor ya esté en la piscina o en la playa y, además, repetir después del baño y tras una lluvia que haya sido muy intensa si las vacaciones son en alguna zona tropical.
Si el destino es la
Amazonía, el
Sudeste Asiático o zonas tropicales en la que existen mosquitos que pueden transmitir el virus del
Zika, chikungunya,
dengue y otros, es necesario además, aplicar repelentes, inmediatamente por sobre el protector solar.
El doctor Villena destaca que la concentración de N,
N-Dietil-meta-toluamida, una sustancia más conocida como
DEET y que es el principal ingrediente de los repelentes de insectos, debe ser sobre 30%.
“Las formulaciones que venden dos en uno, que contienen protección solar y repelentes en un solo producto, no sirven.
Se debe aplicar primero un protector solar y luego el repelente. En el caso de niños pequeños, hay que tener cuidado de no aplicarles mucho en las manos porque ellos suelten llevarse las manos a la boca y rascarse los ojos”, indica el especialista.
Durante la noche y si es que duermen en una habitación con aire acondicionado y libre de mosquitos, es necesario
bañar a los niños para remover el repelente y evitar que permanezca en su piel durante todas las horas de sueño.