Esta conducta de riesgo entre los jóvenes está aumentando. ¿Conoces en qué consiste?
Las cifras muestran que hoy, lamentablemente, los jóvenes están consumiendo más droga y también, bebiendo más alcohol.
El Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar de Chile 2015 realizado por Senda señala que el 63% de los jóvenes entre octavo y cuarto medio consumieron alcohol durante el último año y el 35,6% en el último mes. Incluso, dos de cada tres, dijo haberse embriagado en el último mes.
A eso se debe sumar el consumo de tabaco (40% en el último año), marihuana (34,6%) y de sustancias inhalantes (2,3%, también en el último año).
Según la
doctora Javiera Mayor, médico psiquiatra infantil y del Adolescente de Clínica Las Condes, una práctica común en entre los jóvenes es el
“consumo intensivo” o “Binge Drinking”. Esto es beber 5 o más tragos en hombres en menos de dos horas y cuatro tragos, en el mismo plazo, entre las mujeres.
Este tipo de conducta es de gran impacto, sobre todo en los menores de edad porque se ha demostrado que presenta efectos agudos en el corto plazo y problemas cognitivos en el tiempo.
La especialista hace hincapié en que la intoxicación etílica puede ser letal. ¿La razón? Existe pérdida de conciencia, disminuye la frecuencia respiratoria, la temperatura corporal, además se produce hipotensión arterial y puede generarse un cuadro de convulsiones y vómitos con el riesgo que la persona aspire parte del contenido gástrico y se ahogue con él.
Incluso, en casos más graves puede producir un
coma cetoacidótico y
paro cardiorrespiratorio, lo que lleva a la muerte del menor.
Disminuir la posibilidad de este tipo de conductas es posible. Para ello, la doctora Mayor recomienda
propiciar un ambiente familiar que favorezca la comunicación y en el que existan espacios de tiempo compartido con todos los integrantes de la familia. De esta manera, los padres pueden saber en qué están sus hijos y conversar sobre el consumo, aclarar dudas, saber lo que ellos opinan acerca de estas conductas.
La recomendación es pasar al menos 1 hora de conversación diaria con los hijos y promover la realización de actividades recreativas para la ocupación sana del tiempo de ocio.
La comunicación y las actividades recreativas son factores de protección, aprovéchalos.