Cuando transpirar es un gran problema
08 de enero, 2020
·Tratamiento y Recuperación
Aunque muchos no lo toman como una enfermedad, la sudoración excesiva es una patología más común de lo que se cree y tiene nombre: hiperhidrosis. La buena noticia es que actualmente hay varias técnicas de tratamiento muy efectivas.
El sudor es el mecanismo natural con el que el organismo regula su temperatura a través de la evaporación. Habitualmente no produce complicaciones y es normal que se incremente cuando hace calor o al realizar actividad física, sin embargo, hay quienes transpiran en forma importante incluso cuando no están las condiciones para que esto suceda.
Esto que se conoce como
hiperhidrosis, “una condición en que la que se produce una sobreestimulación del sistema nervioso autónomo, lo que activa de forma exagerada las glándulas sudoríparas produciendo sudoración excesiva, sobre todo en determinadas áreas del cuerpo como las manos, pies, cara o axilas”, explica el
doctor David Lazo, cirujano torácico de Clínica Las Condes.
A pesar de que muchos no la consideran como una enfermedad, se trata de una patología que afecta a cerca del 2 o 3% de la población y que puede causar un gran impacto en la calidad de vida de quienes la padecen. Afortunadamente, en la actualidad existen distintas técnicas que pueden solucionar este problema en forma segura y efectiva.
Diagnóstico de hiperhidrosis primaria
Se realiza a través de la presencia de sudoración excesiva localizada en axilas y/o cara, que sea visible y de al menos seis meses de duración, sin causa aparente y que cumpla por lo menos con dos de las siguientes características:
- Sudoración bilateral y relativamente simétrica.
- Al menos un episodio de hipersudoración a la semana.
- Dificultad en las actividades diarias a causa de la sudoración.
- Edad de inicio de la sudoración en menores de 25 años.
- Historia familiar de hiperhidrosis.
- Ausencia de sudoración durante el sueño.
Para eso, lo primero es realizar un diagnóstico adecuado para determinar de qué tipo de hiperhidrosis estamos hablando:
- Localizada primaria: es la forma más frecuente y puede afectar a hombres y mujeres. Se presenta desde la infancia, aumenta severamente en la pubertad y adolescencia, y disminuye en la adultez tardía. Se sabe que entre un 25 y 50% de estos pacientes tiene una historia familiar de hiperhidrosis, por lo que hay un factor genético importante. Esta condición ocurre de forma espontánea e intermitente, pronunciándose ante situaciones de estrés emocional y con altas temperaturas, mientras que desaparecen durante el sueño. Afecta a zonas determinadas del cuerpo como cara, axilas, palmas de las manos y plantas de los pies.
- Generalizada secundaria: es aquella en la cual la persona sufre de una hipersudoración de todo el cuerpo. Es poco frecuente y habitualmente se presenta como manifestación de una enfermedad subyacente como infección, tumor, trastornos hormonales, trastornos neurológicos, enfermedades cardiovasculares o del aparato respiratorio o por efecto secundario de algún medicamento.
El desafío en este tipo de hiperhidrosis es descubrir cuál es su causa, para lo cual se deben realizar una serie de estudios de laboratorio e imágenes con el fin de hacer un buen diagnóstico y elegir el mejor tratamiento para cada paciente.
Un problema que sí tiene solución
Dependiendo del grado de la enfermedad se definirá el tratamiento a utilizar.
- Leve: en estos casos es el dermatólogo quien indicará cuáles son los pasos a seguir, los que generalmente consisten en el uso de desodorantes y cremas a base de cloruro de aluminio que se encuentran ampliamente en el mercado.
- Moderada: también es el dermatólogo quien indicará el tratamiento más adecuado, el que puede incluir el uso de distintas técnicas, dependiendo de dónde se localice el problema.
- Severa: en estos casos el tratamiento está reservado al cirujano torácico. “La simpatectomía es el tratamiento con mejores resultados disponible en la actualidad. En esta cirugía se seccionan las cadenas formadas por el nervio simpático torácico entre los ganglios que éste forma sobre la tercera o cuarta costilla, y también las conexiones nerviosas entre dichos ganglios, a ambos lados del tórax. De esta forma se impide el estímulo nervioso hacia las glándulas sudoríparas”, explica el doctor Lazo.