Sensación de vergüenza
asociada a la ropa o palmas
húmedas.
Necesidad de cambio de ropa
dos o más veces al día.
¿Evitas saludar con la mano?
Frustración en las actividades
diarias a causa de la
sudoración.
¿Evitas encuentros sociales
con amigos o familia?
Cambio en el tipo de
actividades recreativas.
Depresión y baja autoestima
Infecciones, bacterias o
hongos por la piel macerada.
Dificultad para establecer
relaciones sociales e intimas.
Disminución en el desempeño
laboral.