Duchas cortas, ventilación la casa, abrigar la cabeza y aprovechar los días de sol son algunas de las recomendaciones de los geriatras.
Es cierto que durante el invierno, en el afán de proteger y cuidar a nuestros
adultos mayores, se intenta no exponerlos a bajas temperaturas o al contacto con personas que estén cursando una
enfermedad respiratoria. Sin embargo, ¿qué hacer para que igual aprovechen los días de sol, se ejerciten y compartan con otras personas?
El doctor
Gerardo Fasce,geriatra y jefe de la Unidad de Cuidados del Adulto Mayor de Clínica Las Condes señala que es importante no inmovilizarse, pasarlo bien, mantenerse activo y hacer actividades de acuerdo a la estacionalidad. Por ejemplo, si llueve o el día está muy helado, hacer actividades al interior de la casa y disfrutar más tiempo en familia.
Ropa adecuada para adultos mayores en invierno
Cuando el tiempo lo permita y el adulto mayor sale del hogar, la protección de la piel debe ser motivo de preocupación.
“Hay cambios que son propios del envejecimiento que hace que las personas mayores sean más susceptibles
sufrir cambios en la piel y que el efecto de barrera que tiene este órgano no sea tan eficiente porque se vuelve más delgada, con menos glándulas. Todo esto lleva a que la capacidad de regular la
temperatura de los adultos mayores sea más mala”, dice el especialista.
La recomendación siempre es
vestirse por capas, así, si aumenta la temperatura basta con quitarse la capa superior y si baja, ponerse una encima.
Con el frío también es habitual que las personas se quejen de
dolor en las articulaciones. “Tendemos a ver enfermedades degenerativas de las articulaciones como la
artrosis y entre las estrategias para contener o tratar de reducir el dolor, está el abrigo y protección de estas zonas con guantes, bufandas para mantener la temperatura”.
Por otro lado,
utilizar gorros también es una opción ya que por esta superficie se escapa el calor corporal.
Vitamina D y ventilación del hogar
Cuando se dice evitar los cambios bruscos de temperatura, la ducha ocupa un punto importante. “En general, apuntamos a
evitar los cambios bruscos de temperatura, evitar las duchas muy largas porque eso también los expone a cambios bruscos. Lo que se sugiere, es que la temperatura ambiental debe ser del orden de los 21 grados y en la medida en que se genera un aumento de temperatura, se saque algunas capas de ropa y al revés, si disminuye un poco, agregar capas delgadas de ropa”, dice el especialista.
También es importante
remover el aire. “Lo que se sugiere es ventilar, pero evitar que ese aire más frío llegue de manera directa, pero hay que hacer recambio de aire para evitar contagios”.
En los días despejados y cuando la temperatura lo permite, hay que exponerse unos minutos al sol. “Una de las situaciones que nos ha tocado ver es la tremenda conciencia por el exceso del sol, pero hemos caído en un escenario extremo en el que no nos exponemos al sol”, lo que ha llevado a un
déficit de vitamina D.
“Podríamos catalogarlos hasta de problema de salud pública porque si una persona que tiene sus niveles bajos y muy bajos se cae, podría fracturarse”, indica el geriatra. En este sentido, la sugerencia es bien puntual. “Hemos aprendido que es recomendable
exponerse al sol por unos 10 o 15 minutos al día, en horarios en los que no sea peligrosa esta exposición, esto es, antes de las 10 de la mañana o después de las cinco de la tarde”, dice el especialista.
Respecto a la vacuna contra la influenza, no es cierto que quien se vacuna se enferme más, aclara el especialista. La vacuna antigripal o anti influenza, se debe poner todos los años y protege contra esos virus, no otros. Por lo tanto, hay muchas otras enfermedades relacionadas con el invierno, otros virus u otras bacterias que sí pueden enfermar al adulto mayor.