El principal síntoma que lleva a consultar a estos pacientes es la presencia de un ronquido intenso, en la mayoría de las noches. Este ronquido suele molestar a sus parejas de cama, y en el caso de los niños es un síntoma que llama la atención de los padres. En adultos pueden percibirse pausas del flujo respiratorio o francos ahogos, que corresponden a las apneas. Estos eventos obstructivos pueden ser menos evidentes en los niños que sufren de este problema.
La mala calidad del sueño mantenida en estos pacientes produce un cansancio crónico, que en adultos puede manifestarse por sentir que su sueño es poco reparador, presentar cefaleas matinales, fallas en la concentración y en la memoria, disminución en la capacidad laboral y de estudio, e incluso una mayor incidencia de accidentes laborales y del tránsito. El cansancio produce también una reducción de la iniciativa y capacidad ejecutiva, por lo que puede asemejarse a un trastorno depresivo.
En niños, en cambio, se suele producir un efecto paradojal, en el que la falta de sueño los vuelve irritables e inquietos. Se va visto que un porcentaje de los síndromes de déficit atencional en niños se deben a un trastorno respiratorio del sueño.