Tirarse al suelo, gritar, agredir a los padres y llorar desconsoladamente son algunas de las conductas más típicas de los niños con pataleta. Si bien son esperables, hay que saber cómo manejarlas.
Diego siempre ha sido un niño con gran personalidad. Hace menos de un año empezó con pataletas cada vez que no hacía lo que él me pedía. En un principio, y con tal de calmarlo, terminaba cediendo. Pero me di cuenta que las rabietas aumentaban y que era su forma de conseguir lo que quería, estuviera bien o mal. De a poco y con mucha calma, fui poniendo ciertos límites y dejándole claro que la que mandaba era yo”, comenta Alejandra. El psiquiatra infantil de CLC, Ricardo García, señala que este tipo de conducta se debe entender como parte del crecimiento del menor: a partir de los dos años, los niños comienzan a sentir independencia respecto a sus cercanos, principalmente, de sus padres. Entonces tratan de relacionarse desde una postura egocéntrica, algo muy normal dentro del desarrollo, y los berrinches se producen en relación a la frustración que sienten cuando se les coarta su autonomía y su deseo de lograr algún objetivo.
“Las pataletas dependerán mucho del temperamento del niño, si es difícil tendrá más tendencia a sufrirlas.
También influirá si su ritmo biológico es más complicado, es decir, si tiene problemas para dormir o comer. En algunos casos, aunque es menos común, las rabietas se producen porque existe un problema de desapego con los padres y entonces los menores las utilizan como una forma de vincularse con el otro”, explica.
Las reacciones más frecuentes de los niños que sufren pataletas son gritos, tirarse al suelo, agredir a los padres o cercanos, sensación de angustia, transpiración, tensión rabiosa y llanto descontrolado, entre otros. Las pataletas, normalmente duran un tiempo limitado y a partir de los cuatro años deben ir disminuyendo y bajar de intensidad. Sin embargo, las pataletas pueden convertirse en un problema conductual cuando el niño las utiliza como un mecanismo para lograr todo lo que desea. Es decir, manipula, realza su egocentrismo e impone lo que él quiere. Esto sucede cuando los padres son inconsistentes para manejar la situación: por ejemplo, a veces castigan a los niños por una pataleta, otras los dejan hacer lo que querían.
¿ Que Hacer?
A juicio del psiquiatra infantil, muchas veces los padres ceden ante las pataletas porque son sobreprotectores y no existe consistencia en la crianza. “Lo primero que hay que tener claro es que las rabietas son normales y que no es malo que el niño se manifieste frente a ciertos límites impuestos por sus padres. Lo importante es que los límites se implementen con cariño y a través de una postura educativa. Además, no tienen que existir estímulos frente a una rabieta, es decir, no es bueno castigar, ni premiar. Si el berrinche es muy intenso, una buena opción es cambiar de foco. Jamás hay que descontrolarse, tampoco amenazar y otras veces, simplemente hay que dejar que se les pase. Si las pataletas son muy largas (más de media hora) y no regulables, es decir, existe una descomposición fisica y emocional como conducta desorganizada, agitación, palidez o congestión; si hay agresión persistente, por ejemplo golpear a los papás y cercanos o si los padres se ven sobrepasados, es bueno consultar a un especialista” concluye.
Recuerde
- Comprender que las pataletas son parte del desarrollo.
- Establecer límites a través de una postura educativa y con cariño.
- Dar mensajes de tranquilidad y cercanía.
- Ser consistentes como padres en la crianza.
Cuando consultar
- Si las pataletas son muy largas (más de media hora) y no regulables, es decir, existe una descomposición física y emocional.
- Interferencia en su funcionamiento familiar, escolar y con otros niños.
- Si hay agresión persistente.
- Si los padres se ven sobrepasados.
Con la colaboración de Psiquiatría de CLC. Ricardo García.