Se trata de fármacos estimulantes que ayudan a la atención, concentración y control de impulsos.
El
Trastorno de Déficit Atencional (TDA) es una condición que puede llegar a ser muy interferente en el desarrollo, adaptación y
calidad de vida de un niño o adolescente. Se trata de un trastorno neurobiológico, con un importante componente genético, que se caracteriza por la falta de atención, inquietud e impulsividad en quien lo sufre.
Como parte del
tratamiento de este trastorno, en algunos casos se indican medicamentos aprobados para este trastorno que, según explica la
doctora Ximena Sepúlveda, psiquiatra infanto-juvenil de Clínica Las Condes, estos fármacos constituyen “una más de las herramientas terapéuticas para ayudarlos a lograr un mayor grado de adaptación y de satisfacción personal”.
Cuando estos medicamentos se indican para el tratamiento de un niño o adolescente, muchos padres y madres tiene ciertas
aprensiones que la doctora Sepúlveda explica a continuación:
- Los medicamentos que contienen metilfenidato (como Aradix) “son estimulantes que avivan los centros de atención y concentración y mejoran el control de impulsos”, explica la especialista. “También tienen una acción sobre funciones ejecutivas como la memoria, organización y planificación de una actividad”, dice la doctora Sepúlveda.
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- Una vez con el tratamiento, los menores gradualmente empezarán a funcionar mejor en los aspectos antes mencionados y, por lo tanto, “con el tiempo comenzarán a aprender con más facilidad, a controlar mejor su conducta disruptiva como conversar en clases en exceso, interrumpir, etcétera”, señala la psiquiatra y agrega que “muchos de estos niños no tienen rendimiento escolar bajo, por lo tanto, no es solo el rendimiento bajo lo que lleva a indicarlo”.
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- En caso de efectos adversos, la doctora Sepúlveda, indica que el tratamiento no se mantiene. Si eso ocurre, la comunicación con el médico tratante, oportuna y directa puede evitar que los niños “lo pasen mal sin necesidad alguna”.
Reacciones adversas de medicamentos para déficit atencional
Todos los medicamentos pueden tener efectos adversos o secundarios. En el caso de los fármacos que se indican como parte del tratamiento del
Trastorno de Déficit Atencional (TDA), también pueden existir efectos indeseados, pero son los menos, ya que la mayoría de los niños a quienes se indica, lo toleran bien.
En algunas oportunidades pueden producir
pérdida del apetito, dificultad para quedarse dormidos y dolor de cabeza. Cuando se produce pérdida del apetito, es fundamental consultar con el médico para que esto no afecte el peso corporal y el crecimiento del menor.
Sin embargo, para muchos padres el principal temor es que los niños “
anden dopados”, lo cierto es que estos medicamentos
no producen sedación. Lo que sí puede ocurrir, pero solo en algunos casos, es que los niños y adolescentes se “sobrefocalicen”, es decir, que tengan un efecto tan potente que se focalizan en un elemento y no perciban otros estímulos del ambiente. En ese caso, se suspende el tratamiento y se busca otro que no produzca este efecto. Por lo mismo, dice la especialista, la
comunicación entre padres y médico tratante es clave para conocer cómo está actuando el fármaco e intervenir en caso que surjan
efectos no deseados.
No es muy frecuente, pero la
taquicardia es otro efecto que pueden tener estos medicamentos al tener un carácter estimulante. En niños con antecedentes de alguna cardiopatía se debería pedir un pase cardiológico antes de indicarlo; en aquellos sin antecedentes, se puede pedir un electrocardiograma previo.