Balbuceos
El desarrollo del lenguaje en los niños comienza desde el momento que nacen. Es más, ya son capaces de reconocer la voz de la mamá a los cinco meses de gestación pues pueden escuchar lo que ella habla y, al nacer, se consuelan al oírla. A los dos meses responden con gorjeos y saben distinguir entre voces conocidas y extrañas, también captan si se les habla con amabilidad o enojo.
Luego, a contar del quinto o sexto mes, comienza la etapa del balbuceo, donde los niños juegan con su voz a producir los más distintos sonidos, repitiendo con pausas y entonaciones como si se tratara de una verdadera historia.
Posteriormente, alrededor de los ocho meses, comienzan a "silabear" con sonidos como "da-da", "ma-ma", "ta-ta". Según distintas teorías lingüísticas, todas las lenguas comienzan de la misma forma, y ya desde el balbuceo los niños van empezando a captar el acento que oyen a su alrededor.
Hablar para crecer.
El lenguaje es la base de la interacción humana y resulta fundamental para el desarrollo cognitivo. Pero el lenguaje no es sólo lo que escuchamos, el componente no verbal, es decir, los gestos, la actitud corporal y emocionalidad también son relevantes en el mensaje que emitimos. Las guaguas son especialmente perceptivas de los estados de ánimo de sus padres. En ese sentido, siempre es importante fomentar la sensación de seguridad y cariño en los niños, a partir de instancias tan básicas como la forma en que miramos, tomamos o acariciamos.
Por otra parte, y debido a que en los primeros meses de vida los niños se muestran muy interesados en los juegos de imitación, es recomendable que los padres jueguen con ellos a realizar diversos sonidos, que los inviten a replicar.
Las guaguas, a los seis meses de edad, son capaces de imitar en forma evidente (lateralizando la cabeza, sacando la lengua, respondiendo a vocalizaciones y carcajadas), pero incluso a los dos meses de vida ya sonríen en forma social, en respuesta a una sonrisa. Hay que tener en cuenta que todo aprendizaje acompañado de sentimientos y sensaciones positivas, quedará patentemente grabado en la guagua, a través de la formación de nuevas conexiones neuronales.
Para tener en cuenta:
Si los niños no oyen bien, tampoco hablarán. Un niño que emite gorjeos a los pocos meses de vida, pero que no pase del balbuceo al silabeo (entre seis y ocho meses) debe ser siempre evaluado por su pediatra y/o un otorrinolaringólogo infantil, para descartar que exista un trastorno auditivo.
¿Cómo fomentar el lenguaje?
Mira a tu hijo y gesticula entonando canciones, que se acompañen de movimientos en forma sistémica (la canción "las manitos", por ejemplo).
• Expresa verbalmente las actividades que hacemos con ellos ("ahora te estoy vistiendo", "te estoy dando un baño", "este es tu pie").
• Háblale siempre respondiendo a sus vocalizaciones, con frases simples, como si estuvieran conversando.
• Utiliza siempre el nombre de pila para llamar a la guagua (antes de los 5 meses debiera orientarse al decir su nombre).
• Muéstrale objetivos al jugar, señalando con el dedo y utilizando diferentes intensidades y tonalidades de voz para estimular su atención.
• Desde los seis meses pueden jugar a esconderse y aparecer detrás de un pañal y, a partir de los 9 meses, jugar a esconder un objeto y encontrarlo: "¡Sorpresa!".
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