Producto del confinamiento tuvimos que modificar las rutinas que realizábamos en diferentes contextos para adaptarlas a nuestra casa. Hoy tenemos que enfrentar un nuevo cambio: volver a salir, pero de una manera diferente. ¿Cómo puede afectarnos? Conoce más a continuación.
En la actualidad debemos volver a ajustar nuestra rutina: volver a salir, trasladarnos a otro lugar y readecuarnos a los entornos de trabajo o de estudio, considerando que estos tampoco son iguales a como lo eran en tiempos previos a la pandemia por
Covid-19.
“Estos cambios pueden generar diferentes dificultades, ya que no todos tenemos las mismas capacidades de adaptarnos a las nuevas rutinas y nos podemos sentir exigidos a modificar nuevamente nuestro comportamiento. Los impactos pueden ser de índole cognitiva, emocional y de comportamiento, considerando que es todo nuestro organismo el que se está adecuando”, explica
María de los Ángeles Sáez, neuropsicóloga de Clínica Las Condes y
Centro Médico Chicureo.
Agrega que “una de estas respuestas naturales es lo que conocemos como
ansiedad.
Esta respuesta se puede ver exacerbada cuando se enfrentan situaciones de incertidumbre, como en este caso un contexto laboral y/o educativo que ha cambiado producto de la contingencia sanitaria y en donde las actividades regulares no se pueden desarrollar de la misma manera en que se realizaban”.
¿Cómo prepararnos?
La especialista aclara que los problemas de ansiedad se generan cuando este estado de alerta o de preparación está aumentado y, por lo tanto, se generan desregulaciones en diferentes aspectos de la vida de las personas.
Para evitar esto, señala que es fundamental que exista un buen nivel de
comunicación en el hogar. En este sentido, es importante tener un espacio para:
- Expresar qué idea tenemos o cómo nos imaginamos este regreso.
- Hablar de los miedos o inseguridades que puedan existir.
- Conversar sobre los métodos y la importancia del autocuidado.
“La
validación de esta incertidumbre, en términos de la acogida y de la comprensión de una respuesta emocional que es esperable en estos contextos, puede ser un mecanismo de ayuda para poder integrarlo en las conversaciones familiares, así como poder observar cómo se van integrando estos nuevos cambios a nivel personal y también en la dinámica familiar”, afirma.
Sostiene que, frente a la presencia de cambios en los patrones esperables o relativamente estables de comportamiento, tanto de los niños como de los adultos y que estén siendo difíciles de manejar en la familia, se sugiere consultar a especialista para su evaluación.
¿Cómo apoyar a nuestros hijos?
La psicóloga refuerza que también es muy necesario generar con los niños espacios de comunicación; que ellos puedan expresar qué piensan y qué sienten con el regreso al colegio, qué miedos tienen y qué expectativas tienen de este retorno.
“Esto me parece de mucha importancia considerando que estamos en esta etapa de transición en que tenemos que ir incorporando cambios de esta nueva normalidad que se traduce en nuevos hábitos y formas de adecuarse a horarios y a las propias dinámicas escolares”, acota.
Es importante conversar cada cambio que se vaya a generar en el núcleo familiar. Asimismo, enfatiza en que será esencial ir adecuando a los niños de forma progresiva a la
incorporación de las medidas de higiene y autocuidado, explicándoles:
- La importancia del lavado constante de manos.
- Cómo mantener la distancia física con los compañeros.
- Que debe respetar las medidas que cada establecimiento educacional tendrá implementadas.
Indica que “es necesario explicar por qué esto no es caprichoso o impuesto sin razón, sino que mucho de lo que ellos hagan en relación a su autocuidado y al cumplir estas nuevas normas, colabora con que el virus no se siga”.
Complementa al respecto que “esto
se debe hacer en un sentido positivo, de motivación hacia conductas solidarias y de colaboración y no por el miedo al contagio, lo cual puede ser contraproducente para el estado emocional de los niños”.