En Clínica Las Condes se han tratado ocho pacientes, obteniendo el 100% de éxito en casos recurrentes de bacteria Clostridium difficile.
Utilizar
bacterias intestinales de una persona sana para curar a una enferma es un tratamiento que se utilizaba en China ya en el siglo IV. Se llamaba "sopa amarilla", un preparado de heces secas o fermentadas, usadas para tratar
diarreas causadas por intoxicaciones alimentarias.
Con el avance de la medicina, el mismo principio sigue ahora el
trasplante de microbiota fecal (TMF) o trasplante fecal, aunque hoy a la mezcla de fecas se le agrega suero y se filtra para ser utilizada en pacientes con infecciones por
Clostridium difficile, bacteria causante de diarreas que pueden llegar a ser fatales. A nivel internacional, la técnica ha mostrado efectividad en 90% de los pacientes, lo que ha llevado a que en los últimos cinco años su uso se haya expandido en el mundo.
En Chile, Clínica Las Condes es uno de los centros en que se ha realizado el tratamiento, atendiendo hasta la fecha a ocho pacientes, en los que se ha obtenido 100% de éxito.
Se trata de pacientes que no responden al tratamiento estándar con antibióticos o en que la bacteria reaparece, haciendo que sus síntomas se vuelvan recurrentes. Se requiere un solo trasplante "y el donante suele ser un familiar o el cónyuge", señala el doctor
Rodrigo Quera, gastroenterólogo de Clínica Las Condes.
La mezcla se administra principalmente a través de una colonoscopía, pero también se pueden emplear enemas y sondas nasogástricas o nasoenterales.
En 2016, las sociedades chilenas de Infectología y de Gastroenterología incorporaron el tratamiento en su "Consenso de prevención, diagnóstico y tratamiento de la diarrea asociada a
Clostridium difficile ", como indicación a pacientes que han tenido tres o más recurrencias de la infección, e incluso antes en casos seleccionados que no hayan mostrado respuesta a los fármacos.