La diabetes mellitus tipo 1, o comúnmente llamada diabetes juvenil, es una enfermedad crónica caracterizada por un alza de glucosa (azúcar, utilizado como combustible, energía para las células de nuestro cuerpo) en la sangre (hiperglicemia crónica), debido a la destrucción autoinmune de las células beta del páncreas que producen insulina, provocando un déficit absoluto y dependencia vital de insulina exógena.
La destrucción autoinmune de las células beta del páncreas, se debe a una combinación de factores genéticos y ambientales (como por ejemplo los virus). Sin embargo, hasta el día de hoy aún no se tienen las causas específicas que pudiesen provocar esta enfermedad.
También se ha visto que aquellos que padecen esta enfermedad pueden presentar una susceptibilidad genética frente a estos factores. Por otro lado, parientes de primer grado tienen un riesgo entre 10 a 20 veces superior de presentar la enfermedad, respecto a la población general.
Los síntomas clásicos que hacen sospechar de la presencia de diabetes mellitus, son los siguientes:
- Poliuria, orinar de forma frecuente.
- Polidipsia, sed excesiva.
- Polifagia, hambre voraz.
- Pérdida de peso.
El niño o niña puede presentar estos y/u otros síntomas, sin embargo, siempre es importante consultar con su médico tratante.
Para poder confirmar el diagnóstico de diabetes mellitus, se realiza la medición de glicemia (azúcar en la sangre) en presencia o ausencia de síntomas indicado por su médico tratante:
- Glicemia en ayunas (>8 hrs): ≥ 126 mg/dL en presencia o ausencia de síntomas.
- Síntomas clásicos+ glicemia al azar ≥200 mg/dL
- PTGO (prueba tolerancia glucosa oral): Glicemia >200 mg/dL a los 2 hrs post carga 75 gr de glucosa.