A comienzos de mes se celebró la Semana Mundial de Concientización sobre el Consumo de Sal, cuyo foco estuvo puesto en la “sal escondida” de los productos. Pero ¿por qué afecta nuestra salud y nuestra presión arterial?
Existe una serie de recomendaciones que debes tener en cuenta al momento de ingerir sal en tu casa, comprar alimentos y de salir a comer a un restaurante, según advierten la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Acción Latino-Americana de Sal & Salud.
¿Por qué es importante reducir en consumo de sal?
- Siempre es útil leer la etiqueta nutricional. Cuando muestra que hay menos de 140 mg de sodio por 100 gramos o 100 ml de producto, es bajo en sodio. Sin embargo, si contiene más de 600 mg de sodio por 100 gramos o 100 ml (o 1,5 gr de sal), es alto en sodio y es mejor comprar un producto alternativo.
- La Organización Mundial de Salud (OMS) y la Organización Panamericana de Salud (OPS) recomiendan un consumo máximo de 5 gramos de sal por adulto al día. Esa cantidad corresponde a 2000 mg de sodio, lo que no es más que una cucharadita de té.
- Para muchas personas, agregar sal a la comida es una costumbre, y muchas encuentran sin sabor a los alimentos bajos en sodio. La buena noticia es que se puede desacostumbrar el gusto por la sal.
- Sal oculta: la cantidad de sodio por ¼ litro de jugo de tomate varía entre 340 hasta 1.040 mg dependiendo de la marca. La porción de 30 gr de papas fritas contiene entre 130 a 190 mg de sodio.
- Sal de mesa, sal kosher y la mayoría de sales de mar contienen 40% sodio. Aunque aparecen con sabores y colores distintos, en general contienen aproximadamente la misma cantidad de sodio. Sal de mar o de montaña que puede decir que contiene menos sodio, pero eso hay que verificar siempre con la etiqueta nutricional.
- Los presión arterial alta contribuye en, al menos, el 40% de todas las enfermedades del corazón y accidentes cerebro vasculares, que representan a su vez el 45% de las enfermedades no transmisibles. La hipertensión es un riesgo de salud importante en las Américas, en donde del 20 al 35% de la población adulta ha incrementado su presión arterial.