La Colitis Ulcerosa pertenece a un grupo de enfermedades conocidas como Enfermedades Inflamatorias Intestinales.
Su causa aún es desconocida, aunque se sabe que factores genéticos, ambientales y locales a nivel de la mucosa intestinal juegan un papel importante en su desarrollo. Su característica es el compromiso continuo y progresivo de la mucosa del colon, desde el recto hasta la región cecal.
Afecta por igual a mujeres y hombres de cualquier edad, sin embargo la mayoría se manifiesta clínicamente entre los 15 y los 35 años. En Chile se desconoce su real prevalencia, sin embargo parece evidente que se trata de una enfermedad en aumento.
El diagnóstico se basa en un cuadro clínico sugerente sumado a la presencia de alteraciones colonoscópicas, histológicas, radiológicas y serológicas, ninguna de las cuales es específica de esta enfermedad.
Principales síntomas
- Diarrea con sangre y mucosidades.
- Fiebre.
- Dolor y distensión abdominal, según el grado de severidad.
También puede presentar compromiso extraintestinal:
- Dolor o inflamación de articulaciones.
- Lesiones en la piel (eritema nodoso y pioderma gangrenoso).
- Alteraciones oculares (uveitis).
- Lesiones hepáticas (colangitis esclerosante).
La colonoscopía muestra un compromiso difuso de la mucosa que se inicia en el recto y que se extiende hasta el ciego. Hay edema, fragilidad de la mucosa, erosiones y finalmente úlceras. Las biopsias muestran sólo compromiso de la mucosa con alteraciones crónicas y agudas con presencia de inflamación y abscesos de las glándulas del colon.
¿Cómo se trata?
La Colitis Ulcerosa es una enfermedad crónica y, como tal, requiere por parte del paciente de una adherencia al control y tratamiento.
El tratamiento depende del grado de actividad de la enfermedad (activa o remisión), extensión del área comprometida y severidad de la crisis. Los corticoides son el tratamiento más utilizado en crisis agudas moderadas a severas.
Complicaciones agudas
- Hemorragia digestiva baja.
- Megacolon.
- Colitis fulminante.
Complicaciones crónicas
Las complicaciones crónicas están determinadas por el riesgo de desarrollar cáncer colorectal. Este riesgo dependerá de la extensión y duración de la enfermedad, edad al diagnóstico y presencia de manifestaciones extraintestinales, como la colangitis esclerosante primaria.