Vivir con esclerosis múltiple
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica inflamatoria del cerebro y la médula espinal. Se manifiesta de diversas formas: trastornos visuales, mareos, problemas motores, fatiga. Su origen aún no es conocido y no hay una cura definitiva, pero con un tratamiento médico adecuado los pacientes han podido rehacer sus vidas.
¿Qué es la esclerosis múltiple?
La esclerosis múltiple es una enfermedad inflamatoria del cerebro y la médula espinal, con características neurodegenerativas y autoinmunes. Se produce por una falla del sistema inmunológico, que no distingue entre los invasores extraños y los de un tejido normal del propio cuerpo. El organismo se ataca a sí mismo.
Su causa aún es desconocida, aunque tiene un componente genético que puede alcanzar el 30%. Es más frecuente en mujeres y, si no se trata, puede llevar a la postración o a la invalidez.
Para hacer un diagnóstico certero, los especialistas estudian la sintomatología del paciente y encargan exámenes de resonancia magnética, óptico y análisis del líquido encefalorraquídeo.
“Los síntomas o brotes de la esclerosis múltiple pueden variar en gravedad y duración. A veces pueden perdurar tres días o dos meses y el tiempo que transcurre entre la aparición del primer brote y el segundo también es relativo: desde un par de meses hasta años. La sintomatología es muy variada. Puede manifestarse en pérdida de la visión, dificultad para caminar, debilidad muscular, hormigueo, mala pronunciación, depresión, espasmos musculares, disminución de la memoria”, explican nuestros especialistas.
Pese a que no existe una cura definitiva, los médicos son optimistas: “Con el tratamiento actual es posible reducir las secuelas y disminuir la expresión clínica de los brotes, con lo que se minimizan las secuelas como trastornos del equilibrio, vértigo, alteración de la visión, fatiga, y mejora el pronóstico. Una persona con esclerosis múltiple tiene muchas probabilidades de hacer una vida normal”, explican.