Otitis de verano: Cuidado con la humedad
Mientras que en invierno los lactantes y preescolares sufren con las otitis medias, en verano es el turno de escolares, adolescentes e incluso adultos, quienes son víctimas de las otitis externas, es decir, del tímpano hacia afuera.
Mientras que en invierno los lactantes y preescolares sufren con las otitis medias, en verano es el turno de escolares, adolescentes e incluso adultos, quienes son víctimas de las otitis externas, es decir, del tímpano hacia afuera.
La principal causa de la otitis de verano es la humedad, debido a la cantidad de horas que se pasa en la piscina o en el mar. “Este lavado continuo del conducto auditivo hace que se pierda el pH ácido que da el cerumen y que actúa como capa natural de defensa”, explica el doctor Gonzalo Nazar, otorrinolaringólogo de Clínica Las Condes.
Además, el especialista agrega que ciertas bacterias causantes de la enfermedad se desarrollan preferentemente en ambientes húmedos.
Cómo prevenir:
- No usar cotonitos para limpiar el oído, pues el cerumen es su protección natural. Por otro lado, este hábito puede provocar lesiones en el conducto auditivo e incluso en el tímpano. Sólo se puede limpiar el pabellón auricular (la oreja).
- Moderar el tiempo de permanencia en el agua: un niño no debería pasar más de 20 ó 30 minutos seguidos en la piscina. Debe descansar fuera del agua al menos 30 ó 40 minutos antes de volver a nadar.
- No mojarse los oídos en la ducha y nunca lavar con jabón o champú el conducto auditivo.
- Ante otitis muy rebeldes, el médico puede recomendar el uso de tapones o soluciones que ayuden a restablecer el pH del conducto auditivo.
- Consultar con un especialista si el niño se queja de picazón o dolor de oídos, especialmente si se ha expuesto a humedad excesiva o ha usado cotonitos.
Cuidado nadadores
Al estar mucho rato en el agua, sobre todo si ésta tiene cloro, la piel va perdiendo su protección natural, por lo que sólo con rascarse se puede producir una irritación o una lesión en el conducto externo del oído. Esto hace que los gérmenes habituales de la piel entren en las heridas y generen una infección.
Para evitar esta enfermedad y sus síntomas -que se traducen en un dolor intenso de la oreja- hay que secar suavemente con una toalla toda la parte externa de la oreja, sin rascar la zona para que la irritación no empeore.