Testículo no descendido
Entre los exámenes de rutina que debe realizar un neonatólogo cuando nace un niño, está el cerciorarse de que ambos testículos se encuentran en el escroto. Si uno o ambos no están, estamos frente a un eventual caso de criptorquidia.
Para entender en parte el proceso, durante el último trimestre del embarazo los testículos deben descender hasta el escroto y luego el conducto inguinal debe cerrarse para que estos permanezcan en una bolsa fuera del abdomen. Sin embargo, esto a veces no sucede, produciéndose la criptorquidia unilateral (uno no baja) o bilateral (ambos).
Esta condición se da por múltiples factores, desde una falla hormonal hasta la obstrucción en el canal de bajada. Las causas no están muy claras, lo que sí se sabe es que esta patología es de fácil diagnóstico y complicadas consecuencias si no se trata a tiempo. Basta un examen clínico por parte del neonatólogo o el pediatra y una ecografía de refuerzo para determinar en qué sector del canal quedo el o los testículos. Y una cirugía antes del año para solucionarlo.
Solo 3% de los niños nacen con esta enfermedad y, entre ellos, los prematuros son los más recurrentes: con la interrupción del embarazo estos no tienen tiempo para descender. Pero, atención, porque dentro de este porcentaje hay un importante número de niños cuyos testículos logran bajar durante los tres primeros meses de vida de manera espontánea, pasado ese período la única solución quirúrgica.
¿Por qué hay que operar?
Si un niño con ambos testículos altos (criptorquidia bilateral) llega a los 10 o 12 años sin haberse sometido a una cirugía, está comprobado que será completamente infértil: hay evidencias de que las células que producen los espermatozoides no se desarrollan adecuadamente cuando los testículos están fuera del escroto. Entre más alto esté el o los testículos y mientras más tarden en bajarlos, mayor es el riesgo que corre el niño de sufrir atrofia testicular y esterilidad. Además, existen otros riesgos asociados a esta enfermedad, el riesgo de desarrollar un cáncer testicular es entre 15 y 20 veces más frecuente al de un hombre con los testículos bajos y, además, aumenta de manera considerable la posibilidad de sufrir una torsión testicular, situación muy grave que en 6 a 8 horas es capaz de destruir un testículo. Pero si el diagnóstico de la criptorquidia se hace a tiempo y el niño es operado precozmente, antes del año de vida, no corre ningún riesgo.
Al pabellón
Lo ideal es operar cerca del año de vida, no después porque los cambios estructurales del testículo comienzan a producirse a partir de los doce meses.
La cirugía de la criptorquidia consiste primero en “limpiar” el testículo y el cordón que lo sostiene de todas las adherencias. Luego se hace un canal hacia el escroto para que éste descienda hasta él y aquí se fabrica un bolsillo, una cavidad, donde se reinstala. Es una operación relativamente simple, que se realiza a través de una incisión inguinal y que luego de 4 a 6 horas el paciente se puede ir a la casa, sin embargo, en general los dejamos internados una noche, para evitar riesgos de golpe y para tranquilidad de los papás. Luego deben permanecer dos días en cama y dos días más de reposo relativo. Al quinto día de operado pueden hacer una vida completamente normal.
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