Un sueño interrumpido y poco reparador en los niños se asocia a irritabilidad, menos capacidad de concentración y menor rendimiento escolar. ¿La causa? Puede ser un mal dormir y los ronquidos producto de una hipertrofia de las amígdalas y adenoides.
Una mejora en el comportamiento, la calidad de vida y otros síntomas de los niños asociados al sueño poco reparador por causa de una respiración interrumpida, son parte los beneficios que conlleva la cirugía de amígdalas y adenoides. Esta conclusión, como publica la Fundación Nacional del Sueño, Estados Unidos, es parte de un estudio con 464 niños, de entre 5 y 9 años, que se realizó entre 2007 y 2011.
En el trabajo se describe como, al azar, se asignaron algunos niños para cirugía y otros a un tratamiento de “espera vigilante”. Todos registraban problemas de sobrepeso u obesidad y todos también, fueron sometidos a un estudio del sueño. Paralelamente, fueron evaluados neurosicológicamente para medir su atención y función ejecutiva, y sus padres y profesores recibieron cuestionarios en los que calificaron el comportamiento, somnolencia y calidad de vida de cada menor. En esos cuestionarios, además, tenían que describir detalles de la vida cotidiana de los niños, incluyendo si hacían las tareas a tiempo, si tenían rabietas y cuál era su actividad social.
Al momento del análisis de todos los datos, los investigadores constataron que los niños que habían sido sometidos a la cirugía mostraron una mejora de esos aspectos más pronunciada que los que no habían sido operados.
Apnea del sueño en niños
Los resultados indicaron que uno de los síntomas de la apnea del sueño infantil es el
ronquido. Según explica el
doctor Selim Abara, pediatra broncopulmonar, la apnea del sueño en los niños “
consiste en una expresión de algún grado de obstrucción de las vías respiratorias altas (nariz, rinofaringe, orofaringe, laringe)”.
Además, agregó que “cualquier grado de obstrucción trae como consecuencia síntomas diurnos como
irritabilidad, cefalea matinal, conducta o hiperactividad, menos capacidad de concentración, menor rendimiento escolar, alteraciones conductuales, baja en la autoestima y menor calidad de vida”.
Amígdalas y adenoides
Si el niño presenta alguno de estos síntomas, la
extirpación de las amígdalas o de las adenoides puede ser una alternativa. Por esta razón, es necesario que los padres visiten un
otorrinolaringólogo para diagnosticar y decidir la mejor alternativa.