Conoce qué hacer y cómo actuar para que la operación de tu hijo no sea una experiencia traumática.
Aunque en menor medida que los adultos, de vez en cuando los niños también ingresan al quirófano. Por eso, el doctor Miguel Guelfand, cirujano pediatra de Clínica Las Condes aclara dudas al respecto y entrega consejos para que la operación de un niño no sea una mala experiencia.
¿Es lo mismo operar a un niño que a un adulto?
No. Los niños tienen sus propias enfermedades y no se entregan como los adultos, por lo que
hay todo un trabajo por parte del médico y del resto del equipo para ganar su confianza. El aspecto técnico, aunque es similar, se adapta para que los niños no sientan temor tanto en pabellones como en la aplicación de la anestesia.
¿Qué rol cumplen los padres?
Un papel fundamental. Tienen que estar al lado del niño en todo el proceso, porque
son los más cercanos para transmitirles seguridad. Por eso, uno de los padres siempre entra a pabellón y ambos están presentes cuando el niño despierta en la sala de recuperación.
¿Cómo se le explica que lo van a operar?
Depende de la personalidad, pero en general es mejor evitar palabras chocantes para los niños como sangre o bisturí. Yo prefiero contarles lo que va a pasar en la clínica. Les digo que en el pabellón se van a dormir junto a sus papás y que en el sueño le vamos a arreglar lo que le molesta.
¿Es bueno contarles todo?
Mientras más información tenga el paciente, mejor. Es más sano contarle al niño lo que le va a pasar para que no se angustie por no saber qué ocurrirá. Eso sí, teniendo en cuenta la edad y personalidad del niño y cuidando cómo entregamos la información.
¿Qué errores son comunes entre los padres?
El exceso de ansiedad, en general. Es común que por culpa de esto, los padres pregunten insistentemente en la consulta –frente al niño– cosas como ‘¿le va a doler?, ¿va a sangrar?’. Eso transmite inseguridad al niño y lo pone nervioso.
¿Cuáles son las cirugías infantiles más comunes?
De urgencia,
la apendicitis y la peritonitis; entre las operaciones planificadas,
la hernia inguinal, la fimosis -o circuncisión- y las cirugías testiculares.
¿Es más riesgosa la anestesia en los niños?
No más que en los adultos. Operar a un niño hoy día es algo muy seguro. Los anestésicos son todos de última generación y es realmente extraño que provoquen una reacción alérgica. De hacerlo, con la tecnología que tenemos el monitoreo de los signos vitales es tan exhaustivo que cualquier reacción adversa se detecta instantáneamente y hay todo un equipo médico para controlarla.
¿Cómo se recuperan los niños?
Mejor que los adultos, sobre todo porque muchas de las cirugías infantiles se hacen de forma mínimamente invasivas. Antes de los 15 años la recuperación celular es rapidísima. De una operación de apendicitis, un niño no tarda más de dos días en recuperarse, mientras que un adulto demora una semana.
¿Cómo es la estadía clínica?
En el piso de hospitalización de pediatría todo está organizado para que los niños se recuperen de una manera entretenida.
Las piezas están decoradas con colores vívidos y cubrecamas de motivos infantiles. A los que no pueden ir a la sala de juegos se les llevan entretenciones a la pieza, y los padres pueden estar todo el día en la habitación con sus hijos, incluso dormir con ellos.