La hepatitis, o la inflamación del hígado, puede curarse instantáneamente, pero también volverse crónica. ¿Qué hacer?
La
hepatitis producida por infección presenta distintos síntomas. Entre los principales, están:
- Dolor abdominal.
- Náuseas y vómitos.
- Ictericia: coloración amarilla de piel.
- Orina oscura.
Por otro lado, la hepatitis puede llegar a ser crónica. Sin embargo, también está la aguda, la que desaparece con tratamientos en seis meses.
Según la
doctora Leyla Nazal, gastroenteróloga de Clínica Las Condes, “el diagnóstico se debe sospechar conociendo estos síntomas, pero
el diagnóstico definitivo se hace con exámenes de sangre de pruebas hepáticas, en los que se detectan muy elevadas las transaminasas y, en mayor o menor grado, la bilirrubina. También es necesaria una imagen abdominal, habitualmente una ecografía”, explica.
Dependiendo del tipo de hepatitis, puede haber una curación espontánea o una evolución a la cronicidad.
“La mayoría de las
hepatitis virales agudas se curan sin secuelas, pero en las
hepatitis C es más frecuente que se vuelvan crónicas y en el 5% a 10% de los adultos que se contagian de
hepatitis B”, agrega la especialista.
¿Qué pasa si su evolución es negativa?
Otra diferencia es el
riesgo de mala evolución, es decir, de presentar una
hepatitis fulminante donde la destrucción masiva del hígado provoca síntomas que podrían llevar a la muerte, salvo que se realice un
trasplante hepático. “Aunque cabe mencionar que, en general, el riesgo de hepatitis fulminante es muy bajo en las hepatitis virales”, enfatiza la gastroenteróloga.
Durante la evolución de una hepatitis se recomienda:
- Realizar reposo.
- Evitar comidas crudas o medicamentos que puedan llevar a mayor deterioro del hígado o sobreinfección con otro germen.
- También hay que ser precavidos con los contactos, enfatizando en el lavado de manos y teniendo precauciones de contacto.
- Es importante recomendar la vacunación de personas que comparten el techo en caso de hepatitis A y B. “Se debe estar atento a los síntomas de mala evolución, y mantener control médico hasta la curación”, indica la doctora Nazal.
Síntomas de una mala evolución
Los signos de una mala evolución, a la que se debe estar atento, son:
- Confusión o letargo.
- Lentitud al hablar.
- Aparición de manchas similares a moretones en la piel.