No es protector abrigarlo, hay que hacer lo posible porque respire bien.
Los niños menores de tres años son los más vulnerables a sufrir
neumonía, la inflamación de los pulmones debido a un
virus o bacteria, que impide que respiren bien. Estar enfermo es molesto y, en este caso, puedes ayudar a que los días con neumonía sean más soportables.
El doctor
Ricardo Pinto Muñoz, broncopulmonar infantil de Clínica las Condes, recomienda vestirlo siempre con la ropa lo más adecuada posible a la temperatura corporal y al ambiente.
“
No es protector abrigar en exceso a un niño”, sostiene. En caso de fiebre debe estar con poca ropa, la que además no debe ser apretada, porque disminuye la movilidad del tórax e impide una buena respiración. “La
posición semi sentada es la mejor en estos casos”, agrega.
Las medidas generales son muy importantes, dice el especialista. “Alimentación fraccionada sin obligar a comer, porciones pequeñas, las que más aseguren su aceptación y tolerancia. Líquidos siempre disponibles, pero sin obligar”, señala el doctor.
Es muy importante que la
nariz esté siempre despejada y para eso son recomendables el uso de las soluciones salinas nasales (spray) y los aspiradores. “En caso de fiebre, administrar medicamentos antipiréticos sólo si superan los 38 ºC axilar. Los antitusivos y fluidificantes de secreciones no se recomiendan, como así mismo el uso precoz o preventivo de antibióticos”, advierte.
La kinesioterapia inicialmente no tiene indicación. Pero un
ambiente con calefacción no contaminante y libre del humo de tabaco es muy recomendable.
¿Cuándo hay que ir a urgencias?
El doctor recomienda hacerlo cuando el niño presenta evidente dificultad respiratoria: retracción de costillas, movimientos abdominales y aleteo de las fosas nasales. No hay que esperar a que el niño tenga los labios o manos cianóticas (azuladas).
“Siempre se debe evaluar la decisión de concurrir al servicio de urgencia con el niño sin fiebre, ya que su presencia puede dar una impresión de mayor gravedad, por ejemplo, la vasoconstricción periférica, cuando el niño tiene fiebre, las uñas de las manos pueden ponerse cianóticas”, dice.