La prótesis de cadera corresponde a un implante artificial que reemplaza la articulación entre el fémur y la pelvis.
La cirugía -mediante la cual se coloca la prótesis- se denomina artroplastía total de cadera o reemplazo articular. Este procedimiento se lleva a cabo cuando la articulación de la cadera pierde su función por rigidez o dolor. La causa más frecuente para esto es la artrosis de cadera, sin embargo, se puede utilizar en otras patologías como necrosis avascular o fractura de cadera.
Existen distintos modelos y materiales para las prótesis, pero en general, todas comparten un diseño similar. En los casos de las prótesis totales esto está compuesto por una copa metálica que se fija a la pelvis (con o sin tornillos), un vástago que se introduce en el canal femoral sobre el cual se ensambla una cabeza metálica o cerámica. Finalmente, se coloca un inserto entre la copa y la cabeza para disminuir el roce entre los componentes.
Los componentes protésicos pueden afirmarse del hueso a presión o con cemento óseo. Las prótesis no cementadas suelen reservarse para pacientes jóvenes con huesos de alta densidad. En los casos en que el hueso se muestra debilitado, como en la presencia de osteoporosis, se emplea el cemento como complemento para darle mejor estabilidad.
Las prótesis de cadera ofrecen un alivio del dolor articular y, en los casos de artrosis, una mejoría en los rangos de movimiento, sin embargo, como cualquier pieza de maquinaria, están sujetas a desgaste y algunas limitaciones.
El desgaste protésico ocurre por el roce continuo entre sus partes móviles (la cabeza y el inserto), lo cual va liberando partículas microscópicas de material. Luego de varios años, esto puede llevar a la necesidad de realizar un recambio de componentes protésicos (total o parcial).
La vida útil de una prótesis depende de muchos factores:
- Peso del paciente.
- Cantidad de actividad física.
- Calidad ósea.
- Materiales empleados para la fabricación de la prótesis.
- Posición de los componentes.
- Accidentes.