La pelvis corresponde al conjunto del sacro, continuación de la columna, y los huesos iliacos que se proyectan hacia adelante uniéndose en la sínfisis del pubis. Esto forma un anillo de distribución de fuerzas entre la columna y los fémures a través de la articulación de la cadera. Este anillo compuesto por huesos y ligamentos tiene gran resistencia a las fuerzas externas, sin embargo, grandes traumatismos en pacientes jóvenes, o el deterioro de la calidad ósea con la edad, pueden llevar a interrupciones en este anillo.
En el caso de los pacientes jóvenes con un hueso sano, se requieren mecanismos de alta energía, como accidentes de tránsito o caídas de altura, para lograr dañar el anillo de la pelvis. En estas circunstancias suelen haber lesiones asociadas, como otras fracturas en otros segmentos del cuerpo, o lesiones internas que llevan a un sangramiento profuso a la cavidad abdominal. Este tipo de fracturas se considera una urgencia traumatológica, que puede requerir una cirugía inmediata para estabilizar el anillo pélvico y realizar control de daños de lesiones asociadas. Una vez estabilizado el paciente se suele programar una segunda cirugía definitiva.
Los pacientes de mayor edad suelen sufrir de osteoporosis por lo que traumas de menor energía, como una caída a nivel, pueden llevar a una fractura de pelvis. En estos casos con frecuencia las fracturas no se acompañan de otras lesiones, e incluso pueden ser solo en la porción anterior del anillo, las ramas, pudiendo ser manejadas sin necesidad de cirugía.