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Embarazo

Hiperémesis gravídica

La mitad de las embarazadas sufre náuseas y vómitos al inicio del embarazo, síntomas que son completamente normales. Sin embargo, algunas mujeres presentan cuadros más severos que requieren un diagnóstico y tratamiento oportuno.

Eso pasa con la hiperémesis gravídica, un trastorno severo que afecta entre el 0,5 y el 2% de las embarazadas, donde las náuseas y los vómitos son persistentes y continuas, lo que provoca una baja de peso corporal y una ingesta insuficiente de alimentos producto del malestar.

En los exámenes de sangre se puede ver un desorden, encontrándose alteraciones de electrolitos (sodio, potasio y cloro), donde puede haber una alteración de las enzimas hepáticas y hormonas tiroideas.

Causa de la hiperémesis gravídica

No existe una causa clara, pero existen distintas hipótesis al respecto. Una de ellas se relaciona con los cambios hormonales, específicamente con la gonadotropina coriónica humana (GCH), que se ve particularmente alta cuando se está en el máximo de la sintomatología.

Por otro lado, algunas embarazadas podrían presentar este cuadro severo secundario a una predisposición psicológica o una mala adaptación al estrés que implica asumir el embarazo.

Pacientes con más riesgo de presentar hiperémesis gravídica:

• Embarazo múltiple.
• Historia familiar de la enfermedad.
• Historia personal de hiperémesis gravídica.
• Historia de migrañas o enfermedades motoras.

¿Cómo enfrentarla?

• Lo primero es la prevención. El uso de multivitamínicos desde el inicio de la concepción disminuye la consulta médica por vómitos.
• La paciente que percibe que sus síntomas son severos debe ser tratada oportunamente.
• Hacer reposo, evitar los estímulos sensoriales que precipiten los síntomas y llevar una dieta de ingesta frecuente y porciones pequeñas.
• El médico tratante puede sugerir el consumo de ciertos alimentos en particular y evitar otros de acuerdo a cada caso.
• Si las medidas anteriores no logran un adecuado control de los síntomas, el médico puede indicar medicamentos.
• En casos más severos se puede requerir hospitalización para hidratación parenteral, administración de suero, glucosa, electrolitos y otros nutrientes, y se pueden usar medicamentos por administración endovenosa.

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