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Niños

¿Cuándo hay que usar anteojos?

Harry Potter borró el estigma de los “cuatro ojos”. El mago con su cicatriz en la frente, sus inseparables amigos y sus miles de aventuras popularizó el uso de anteojos entre los niños. Pero más que una moda o no, un niño con problemas a la vista y que no es tratado oportunamente corre el riesgo de quedar con mala visión de por vida.

La conexión entre el ojo y el cerebro se encuentra en un estado de plasticidad durante la infancia y hasta los 9 años. Si el cerebro no tiene imágenes nítidas con las cuales entrenar la visión durante esta etapa, la capacidad visual del ojo no se desarrolla en todo su potencial. Revertir esto después de los 9 años es casi imposible y queda un déficit permanente en uno o ambos ojos. Es más, si la visión no se ha desarrollado del todo antes de los 9 años, ni los lentes ni la cirugía serán capaces de recuperarla en la vida adulta. Es por ello que los exámenes preventivos son tan importantes.

Los padres deben tener claro que no hay niños demasiado pequeños para ser evaluados oftalmológicamente y que todos deberían hacerse un chequeo a los 4 años. ¿La excepción a la regla? Aquellos con antecedentes familiares (estrabismo y/o mala visión), los que presentan sospecha que ven mal o se les desvía un ojo y los nacidos prematuramente antes de las 32 semanas. Esos niños deben ser chequeados en el momento.

Ante la duda… consulta

No es fácil ni para los doctores ni menos para los padres detectar un problema a la vista a menos que sea muy evidente. Es obvio cuando un niño ve muy mal, pero no tanto cuando el problema es parcial, y casi imposible cuando es en un solo ojo, ya que el niño puede ver normalmente por el otro y el déficit pasa totalmente desapercibido. ¿Cómo captarlo entonces?

Es clave estar atentos a si un ojo se desvía hacia dentro, fuera, arriba o abajo, si al taparse un ojo dice ver mal, si parece no ver cosas que otros sí ven y si usted observa reflejos blanquecinos en la pupila, lo que podría indicar un tumor intraocular. El que se acerquen a la televisión no es siempre síntoma de mala visión, y el dolor de cabeza puede ser un síntoma, pero en niños más grandes, cuando este se asocia con esfuerzos visuales.

La vida con anteojos. Para evaluar a los niños existen diferentes métodos que permiten hacerlo desde muy pequeños. Por ejemplo, se les muestran diferentes figuras, las que están diseñadas para diversas edades y niveles de cooperación.

Cuando está en juego el desarrollo visual del niño o en casos de desviación ocular que tenga un componente corregible, es primordial el uso de anteojos en forma permanente, ya que no existen ejercicios que puedan ayudar, a excepción del parche ocular algunas horas al día en el ojo dominante.

Un niño con anteojos puede hacer una vida completamente normal y se acostumbran muy rápido. En la medida que le acomoden, no le irriten la piel ni le aprieten, no se los van a sacar. La tecnología ha avanzado mucho en este tema, logrando fabricar lentes muy livianos que prácticamente no se sienten. Lo más indicado es escoger aquellos que se adaptan a lo poco prominente de su nariz.

 
 
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