Cómo estimular a mi hijo
Si de estimularlos en su desarrollo se trata, lo ideal es que los progenitores traten de minimizar esas prohibiciones, manteniendo desde luego un ambiente seguro, y refuercen las conductas positivas. Esto permitirá que desarrollen su independencia y que tengan confianza y seguridad en el éxito de sus propias acciones.
¿Cómo hacerlo?
Si estimulamos al niño a hacer las cosas por sí mismo y a tomar algunas iniciativas, favorecemos su autonomía. Y esto se logra, por ejemplo, permitiéndoles progresivamente que coman, se vistan o se laven las manos, solos.
Hay que tratar de respetar sus ritmos y hacer de las horas de comida, por ejemplo, un momento grato.
El uso de disfraces, conversar de ropa y de texturas, también es un buen paso, porque conocerse a sí mismos y los propios gustos, estimula también el desarrollo de la identidad y la autoestima. Es importante que ellos sepan quienes son, contarles cómo eran cuando pequeños, cómo fue su primer cumpleaños y sus primeros pasos. Es importante ayudarlos a construir la historia de su vida, lo mismo que conocer su cuerpo, reconocer sensaciones y hacerles juegos de movimientos como marcar el ritmo o bailar.
El juego
Esta es una buena herramienta para estimular la autonomía del menor y de enseñarle a solucionar problemas. Lo ideal es que jueguen solos, no siempre con adultos de por medio, para que aprendan a hacer las cosas por sí mismos, a estar contentos lejos de los adultos y a buscar soluciones frente a las situaciones que se les presenten. Los especialistas dicen que esto se hace guiando, no solucionando, por ejemplo, planteando preguntas cuyas respuestas les ayudan a encontrar salidas a su encrucijada. Otra herramienta es dejar que los niños jueguen al aire libre, observándolos a una distancia prudente sin intervenir, que jueguen con arena y con agua, que se ensucien.
La independencia
Para estimular la independencia, a los niños se les debe incentivar a opinar, decidir y elegir. Pero ojo, esto no significa dejarlos hacer todo lo que quieran. Si siempre se les dice qué hacer y cómo, no van a aprender a decidir. Se les debe facilitar situaciones para escoger, como qué ropa comprar.
Por último, para afianzar la seguridad, hay que evitar las frases como: “te dije que..”, o “por qué no haces lo que te digo”. Además, hay que estimularlos a sentirse aceptados: y esto requiere de una demostración con frases tan simples como “ven, quiero estar contigo”. Y tampoco hay que olvidarse de elogiar sus acciones, logros o esfuerzos concretos.
Desarrollo esperado
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A los 2 años, debe estar establecido un lenguaje y una comunicación en base a frases largas. Se define la dominación: qué mano va a utilizar preferentemente. Aquí también debe saber su nombre.
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A los 3 años entiende más del 50% del lenguaje y es capaz de contar “un cuento corto”.
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A los 3,5 años puede dibujar un círculo.
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A los 4,5 años es capaz de hacer una cruz, contar hasta 10 y reconocer los colores.
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