Peleas entre hermanos
Sin embargo, hay que entender que es normal que los hermanos peleen entre sí, por lo que no se debe intervenir ni exacerbar.
Los celos, por ejemplo, también son normales y son una expresión emocional que los niños muestran cuando tienen la sensación de que el papá o la mamá le da más atención a otro de los hermanos, y eso genera rabia.
Lo sano, según los especialistas, es que los papás consideren esa molestia. Es decir, cuando escuchan y validan esos celos, estos pasan casi de manera instantánea. Por lo tanto, cuando los papás no validan eso y le dicen al niño ¿cómo te enojas con tu hermano si él es tan bueno? probablemente incremente los celos y aumente la rabia. Eso tiende a acrecentar los conflictos entre los hermanos con el consiguiente deterioro del clima familiar.
Con esto, es probable que los papás empiecen una dinámica judicial en que determinen que hay un inocente y un culpable que queda exculpado de cualquier responsabilidad. ¿Qué genera eso? Que se produzca una mayor división y que el culpable va a intentar tomar revancha o venganza con el más chico o el inocente.
¿Cómo actuar?
El objetivo de los padres es ayudar a los hijos a que aprendan a resolver sus conflictos. Para eso, lo primero es darles tiempo porque la gran mayoría de los problemas son juegos de peleas. Los niños juegan a pelear, por eso hay que dejar que ellos lo resuelvan.
Entonces, hay que darles un tiempo prudente, fijarse que sea una pelea dentro del marco de lo aceptable, que pare y, si pasa a mayores, entonces deben detenerla, pero no actuando como jueces.
Por ejemplo, si uno quiere jugar el juego A, y el otro el juego B, lo que los padres deben hacer, es decir: tienen cinco minutos para ponerse de acuerdo. Si no son capaces de hacerlo, ninguno de los dos juega, ya que, en la incapacidad de resolver un conflicto, ambos son responsables.
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