Alimentación de los adultos mayores

Comer solos, platos mal presentados insípidos e y poca ingesta de agua son algunos de los problemas que presentan los pacientes geriátricos.


Cerca del 25% de los adultos mayores, tanto en Chile como en el resto del mundo, sufren de mal nutrición debido a múltiples factores. Entre ellos, patologías de la boca y dientes, así como también situaciones propias de la edad, como menor sensibilidad a los sabores y olores, saliva más espesa y alteraciones de la coordinación motora de la deglución.

Otra razón importante que dificulta la alimentación de los adultos mayores es la soledad. “Hay un grupo que se alimenta mal solamente porque viven solos, no se cocinan y no tienen a nadie que lo haga por ellos.

Tampoco compran comida adecuada. “La soledad es muy mala compañía para estos pacientes”, dice el geriatra de Clínica Las Condes, Carlos García, quien aconseja que las personas de edad avanzada hagan de su alimentación un evento social y para que eso ocurra, es importante que los acompañen, por lo menos una vez al día, personas cercanas como hijos, nietos y amigos. De esa forma, la alimentación se transforma en una instancia grata. “Está probado que los que sociabilizan más están mejor alimentados”, advierte el facultativo.

Otro consejo que es conveniente seguir respecto de la alimentación de los adultos mayores es presentarles platos atractivos para contrarrestar el hecho que el sentido del sabor lo suelen tener disminuido. “A muchos adultos les dan papillas de pésimo aspecto que nadie se comería. Una buena recomendación es preguntarles qué quieren comer y que les den eso, si está dentro de lo razonable y balanceado. La idea es que conserven sus hábitos normales.

Si de vez en cuando desean dulces, y no son diabéticos, por qué no dárselos. La idea es que la vida no se les torne un martirio. Hay que usar criterio y no someterlos a regímenes coercitivos”.

El especialista puntualiza que los pacientes no deben bajar de peso. Señala que el índice de masa corporal de los adultos mayores de 80 años debe ser superior al de los adultos. “Una mujer de 80 años debiera tener un índice de masa corporal entre 28 y 35, y un hombre de esa misma edad, entre 25 y 32”. Lo que se espera es, aclara García, que vayan subiendo de peso lentamente, a razón de unos 200 o 300 gramos al año y nunca bajen. “Estudios epidemiológicos han demostrado que el número de pacientes que bajan de peso mueren más que los que no lo hacen o suben. Ellos tienen más reservas, se caen y se fracturan menos. Además tienen menos probabilidades de enfermar de Alzheimer”.

Los que sufren de sarcopenia o disminución de la masa muscular son más frágiles, ya que “a menor masa muscular, mayor osteoporosis, menos fuerza, menos vitalidad, menos ganas de hacer cosas”. Esa situación se puede revertir con dos acciones: ejercicio físico y alimentación proteica adecuada. “Hay que tener en cuenta que un adulto mayor necesita más proteínas. Lo ideal es entre 1 y 1,5 gramos de proteínas por kilo de peso por día”.

Adultos saludables

El geriatra Carlos García hace hincapié en que el envejecimiento tiene dos aspectos. “Uno es el genético, que significa aproximadamente un 30% y el otro 70% tiene relación con aspectos ambientales. Para contrarrestar este último, hay que tener hábitos de vida saludables”.

El doctor García recalca que muchos estudios han demostrado que los adultos que durante su vida tuvieron esos hábitos de vida saludables como no fumar, no beber en exceso y haber practicado una actividad física razonable y un índice de masa corporal normal, tenían un periodo de discapacidad al menos ocho años menor que la población más obesa, fumadora y sedentaria.

“Lo que los geriatras pretendemos es que nuestros pacientes sean autovalentes y activos. Es completamente exitoso que lleguen a su máximo de vida natural sanos y eso es posible con hábitos de vida saludables, control de las enfermedades crónicas y alimentación sana”.