Se entiende como luxación a la pérdida de congruencia articular de 2 segmentos. En el caso de la luxación de rótula, se refiere a la pérdida se congruencia con el fémur. Es decir, la rótula se “sale” de su lugar.
¿Cómo y por qué se produce una luxación en la rodilla?
Habitualmente se presenta al realizar deportes, o movimientos bruscos de la rodilla, de manera indirecta, o también directa con un golpe directo. Existe la sensación de que se “sale la rodilla”, seguido de dolor intenso e imposibilidad de seguir realizando actividades. En ocasiones, la rótula vuelve a su lugar inmediatamente, y otras veces se mantiene en la cara externa de la rodilla.
La mayoría de las veces se presenta porque esa rodilla presenta ciertas condiciones que dejan a la rótula en una situación de “riesgo” de luxarse. Es decir, está inestable.
Dentro de estos factores se incluye la rótula alta, el genu valgo, rotación aumentada del fémur o la tibia, lesión del ligamento patelofemoral medial, entre otras.
En un primer episodio de luxación, sin antecedentes de haber presentado una luxación, el manejo debe iniciar en el Servicio de Urgencia. Se debe acudir inmediatamente para lograr reducir la rótula (devolver a su lugar) en caso de que esta no lo haya hecho ya. Se deben tomar radiografías para evaluar si se encuentran fracturas asociadas.
Inicialmente se manejará con un inmovilizador de rodilla, y se deberá solicitar una resonancia magnética para evaluar si existe un fragmento de cartílago libre dentro de la rodilla, que deba ser retirado o fijado, o si debe realizarse una reparación del ligamento patelofemoral medial.
¿Qué pasa si hay un segundo episodio? Pasa a llamarse una “luxación recidivante de rótula” y el riesgo de volver a presentar un tercer episodio supera el 50%. Por lo tanto, luego del manejo inicial de urgencia, debe estudiarse todos los factores de inestabilidad con una nueva resonancia magnética y un escáner (TAC) de ambas rótulas, donde se realizarán mediciones que, en caso de estar alteradas, determinarán la conducta a seguir.
Tratamiento
En el caso de un primer episodio, el tratamiento en su mayoría corresponde a inmovilizar la rodilla y tratar con antiinflamatorios y frío local, hasta que la inflamación ceda. Y luego un tratamiento intensivo de kinesioterapia para fortalecer la musculatura que le dará estabilidad a la rótula, y recuperar la función y movilidad de la rodilla.
Si se demuestra en la resonancia magnética una lesión grande del cartílago o una lesión por desprendimiento del principal ligamento que estabiliza la rótula (ligamento patelofemoral medial), el tratamiento será la cirugía, mediante una artroscopia se retirará el fragmento libre o se fijará si es posible, y se reparará el ligamento en caso de ser necesario. En el caso de una luxación recidivante, el tratamiento es siempre quirúrgico.
Reconstrucción de ligamento patelofemoral medial
Este es el ligamento más importante que estabiliza la rótula e impide que ésta se desplace hacia fuera.
Mediante una cirugía mínimamente invasiva, apoyada con una artroscopia, se realiza la reconstrucción de este, con un injerto propio de los isquiotibiales, o el uso de un aloinjerto, se fija a la rótula y al lado interno del fémur, para lograr estabilizar la rótula. Esto involucra hacer algunos túneles en el fémur y la rótula para fijar el injerto.
Osteotomías de la tuberosidad anterior de la tibia
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Si la rótula se encuentra muy alta, se debe bajar su posición para lograr que se enfrente directamente a la zona del fémur correspondiente. Esto se realiza mediante el corte en la “tuberosidad de la tibia”, donde se inserta el tendón rotuliano. Este fragmento luego se fija unos milímetros más abajo, para lograr que la rótula baje la misma distancia.
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A veces esta tuberosidad se encuentra muy lateral (hacia fuera), por lo que realiza una fuerza sobre la rótula que la termina desplazando. Es por eso que es necesario traer la tuberosidad más hacia dentro mediante un corte en la tuberosidad y fijación en la nueva posición.
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Al realizar las osteotomías de la tuberosidad, estas requieren la fijación del fragmento de hueso con 2 o 3 tornillos. Estos pueden ser retirados más adelante, una vez que el hueso ha consolidado.