La artroscopia es una cirugía mínimamente invasiva usada para el tratamiento de lesiones de meniscos cuyos síntomas principales son dolor puntual, bloqueos articulares (no poder mover completamente la articulación), crujidos, inestabilidad o aumento del volumen de la rodilla.
Su cirugía, mínimamente invasiva, es denominada meniscectomía artroscópica y se realiza a través de pequeñas incisiones en la rodilla permitiendo remover, estabilizar y reparar una lesión meniscal y, en casos seleccionados, realizar directamente un trasplante meniscal.
Durante la cirugía, la rodilla se visualiza usando una cámara pequeña dentro de la articulación, permitiendo a los cirujanos tener una visión clara de su interior.
Si bien, se trata de uno de los procedimientos más usados en lesiones de meniscos, también se puede optar para lesiones de cartílago articular, reconstrucciones de ligamentos cruzados anterior y posterior, problemas de rótula, lesiones tumorales, artritis, entre otras.
Cirugía y recuperación
Cuando un paciente es diagnosticado de una lesión de meniscos, el traumatólogo puede recomendar como tratamiento una meniscectomía por técnica artroscópica.
Ésta se realiza con anestesia raquídea o espinal, mientras que la hospitalización dependerá de la patología que se trate. De todas maneras, lo más frecuente es la resección y estabilización de la zona, lo que dura cerca de 30 minutos, con una estadía en la clínica no mayor a 24 horas.
La recuperación, por lo general, es bien tolerada por los pacientes, lo que ayuda a la pronta reincorporación de la vida diaria. Sin embargo, cabe mencionar que el regreso a las actividades deportivas dependerá del tipo de lesión meniscal tratada, la edad del paciente, el deporte que realice, entre otros factores necesarios de analizar por el especialista.