Lesiones del ligamento cruzado anterior
Una de las lesiones de rodilla más comunes es un esguince o desgarro del ligamento cruzado anterior (ACL). En estos últimos, los más afectados son los atletas que participan en deportes de alta demanda como fútbol, rugby y esquí.
Ante una lesión, es posible que el paciente requiera una cirugía que le permitirá recobrar la función de la rodilla. Esto dependerá de varios factores como la severidad de la lesión, su nivel de actividad y el grado de inestabilidad.
¿Cómo afecta en la anatomía de la rodilla?
Los huesos se conectan con otros mediante ligamentos. En la rodilla existen cuatro ligamentos primarios que actúan como fuertes cuerdas para sostener la unión de los huesos, manteniendo estable la rodilla.
En el caso de los ligamentos cruzados, estos se encuentran en el interior de la articulación de la rodilla y se cruzan uno con otro formando una “X”, con el ligamento cruzado anterior adelante y el ligamento cruzado posterior detrás. De esta forma, los ligamentos cruzados controlan el movimiento de la rodilla en el plano anteroposterior.
Los ligamentos lesionados son considerados como esguinces y se clasifican con la siguiente escala de severidad:
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Esguince grado 1: El ligamento es dañado levemente y se ha estirado ligeramente, pero aún es capaz de ayudar a mantener estable la articulación de la rodilla.
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Esguince grado 2: Se estira el ligamento al punto donde queda suelto. Con frecuencia se le denomina desgarro parcial del ligamento.
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Esguince grado 3: Comúnmente es conocido como desgarro completo del ligamento, el que ha sido dividido en dos pedazos, por lo que la articulación de la rodilla queda inestable.
Síntomas
Al momento de la lesión el paciente podría oír una especie de “crujido”, sintiendo que la rodilla cede y no permitiendo el apoyo.
Por otro lado, en las siguientes 24 horas, la rodilla se hinchará. Sin tratamiento, el dolor podría irse por sí solo, sin embargo, al retomar el deporte, probablemente estará inestable, arriesgándose a sufrir daños adicionales al cartílago que acolcha la rodilla.
Entre otros síntomas, también se encuentra la incomodidad al caminar, pérdida de rango completo del movimiento, dolor a lo largo de la línea articular.
Exámenes
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Examen físico: Se trata de un examen físico y de conocer el historial del paciente.
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Estudio con imágenes: Para confirmar el diagnóstico el médico podría solicitar una radiografía para revisar si está asociada con una fractura o una resonancia magnética para mirar los tejidos blandos como el ligamento cruzado anterior. Por lo general, no se requiere una resonancia para hacer el diagnóstico de una lesión de ligamento cruzado.
Tratamiento y rehabilitación
Los jóvenes requerirán de una cirugía para retomar los deportes de manera segura. Sin embargo, una persona menos activa, generalmente de la tercera edad, podría regresar a su estilo de vida más sedentario sin someterse a una cirugía.
Para reparar quirúrgicamente el ligamento cruzado anterior y restablecer la estabilidad de la rodilla, el ligamento debe ser reconstruido. Aquí, el traumatólogo reemplazará el ligamento desgarrado con un injerto de tejido que actúa como un andamio, dando apoyo al crecimiento del nuevo ligamento.
Luego de la cirugía, la rehabilitación es fundamental. Para ello, se necesita el apoyo de un programa de terapia física que ayudará a recuperar la fuerza y el movimiento de la rodilla.