Fertilidad (UMR)
El estudio formal de la infertilidad, está indicado en una pareja que no ha logrado un embarazo luego de un año teniendo relaciones sexuales frecuentes sin protección.
La infertilidad afecta a hombres y mujeres por igual, por lo que es muy importante evaluar al hombre y la mujer al mismo tiempo. Se estima que entre 10% a 15% de las parejas que quieren embarazarse sufren de infertilidad, lo que es igual a unos 100 millones de parejas en el mundo.
La buena noticia es que conforme avanza el conocimiento científico, mejoran también el diagnóstico y el tratamiento de esta condición, lo que finalmente se traduce en más parejas que logran ser padres. La infertilidad de causa masculina afecta aproximadamente al 7% de los hombres. De ellos, hasta el 15% puede presentar azoospermia, es decir, ausencia de espermatozoides en el semen.
El retraso de la maternidad por parte de la mujer incide en su capacidad para poder quedar embarazada. Un estudio realizado por Adimark GfK para Clínica Las Condes en 2008 arrojó que el 45% de las mujeres está muy dispuesta a retrasar su maternidad para alcanzar otro objetivo: desarrollarse laboral o económicamente.
Además, se indicó que si bien se sabe que hay riesgos -tanto para la mujer como para el hijo después de los 40 años- un 10% de las entrevistadas ve esta edad comola ideal para tener el último hijo.
La buena noticia, es que en la Unidad de Medicina Reproductiva de Clínica Las Condes, existen tratamientos para poder revertir la situación de infertilidad de alta y baja complejidad.
Técnicas disponibles
En Clínica Las Condes se realizan múltiples tratamientos para tratar las causas de la infertilidad, tanto de baja como de alta complejidad, según se requiera.
• Inducción de ovulación: Consiste en la administración de medicamentos con el fin de mejorar la calidad de la ovulación. Se indica en mujeres que tienen reserva ovárica normal, pero no ovulan o esta es deficiente. La ovulación se puede conseguir mediante medicamentos orales o inyectables. Es fundamental que este procedimiento sea monitorizado por ecografía y controlado por médicos especialistas, para minimizar el riesgo de embarazo múltiple y de respuesta exagerada al tratamiento, conocido como síndrome de hiperestimulación ovárica.
• Inseminación intrauterina (IIU): Consiste en la colocación de espermatozoides seleccionados en el interior del útero al momento de la ovulación. Para su realización la paciente suele ser sometida a una estimulación ovárica y monitorización hormonal y ecográfica para determinar el momento de la ovulación. Próximos a la ovulación los espermatozoides seleccionados son depositados en el interior del útero a través un fino catéter. En este procedimiento la fecundación se produce en forma natural en las trompas de Falopio.
• Fertilización in vitro (FIV): Consiste en la implantación de embriones al interior del útero. Los embriones son obtenidos de óvulos fecundados artificialmente en el laboratorio. Los óvulos son extraídos del ovario a través de una punción que se realiza por vía vaginal con anestesia o sedación. Los óvulos son inseminados en el laboratorio con una muestra concentrada de espermatozoides e incubados durante dos a cinco días, en espera de un desarrollo normal. Cuando los embriones alcanzan el día tres o cinco de desarrollo, son colocados en el útero a través de un fino catéter, procedimiento conocido como transferencia embrionaria. Esta técnica se realiza, principalmente, cuando existe daño en las trompas de Falopio, infertilidad de causa desconocida, falla de los tratamientos convencionales, infertilidad de larga data o edad materna avanzada.
• Inyección intracitoplasmática de espermatozoide (ICSI): Al igual que en la FIV, los óvulos se obtienen directamente desde los ovarios y bajo visión microscópica cada uno de ellos es inyectado al interior del óvulo con un espermatozoide previamente inmovilizado. De la misma manera que en FIV, los embriones son transferidos al útero al día tres o cinco del desarrollo. Este procedimiento se realiza cuando la causa de infertilidad es de origen masculino, cuando ha existido falla de fertilización con FIV, en infertilidad de causa desconocida y en pacientes añosas.
• Transferencia de los gametos a la trompa (GIFT): Se realiza la transferencia de gametos (óvulos y espermios) directamente a la trompa de Falopio a través de una laparoscopía. En esta técnica la fecundación se produce en forma espontánea en la trompa de Falopio. Para su realización requiere trompas normales y se realiza sólo en casos muy específicos, especialmente cuando existe cuestionamiento con que el proceso de fecundación ocurra in vitro.
• Diagnóstico genético del corpúsculo polar (PBGD): Es el estudio de la carga cromosómica del óvulo. Se realiza en mujeres mayores, en mujeres que han tenido abortos recurrentes o antecedentes de haber presentado un embarazo previo con anomalías cromosómicas. Este procedimiento se realiza previo a la fecundación y tiene una aplicación limitada, ya que solo evalúa el componente femenino.
• Ovodonación: Consiste en la realización de FIV o ICSI con óvulos donados. Los óvulos son donados por mujeres jóvenes sanas y son fecundados por espermatozoides de la pareja de la mujer que desea ser madre. Se realiza en mujeres que no cuentan con una reserva ovárica suficiente o no han podido lograr embarazo con óvulos propios luego de múltiples intentos. Los embriones que se generan son implantados en el útero de la receptora.
• Vitrificación de ovocitos: Se refiere a la preservación de óvulos cuando las mujeres están decididas a posponer su maternidad o previo a un tratamiento de cáncer que pudiera dañar sus óvulos. Los óvulos son obtenidos luego de una hiperestimulación ovárica y obtenidos bajo visión ecográfica por vía vaginal. Una vez obtenidos los óvulos se criopreservan, utilizando una congelación ultrarrápida (vitrificación). Una vez vitrificados se almacenan en tanques de nitrógeno líquido hasta que la mujer quiera intentar un embarazo.
• Cirugía de fertilidad y endometriosis: Los factores tubarios y peritoneales son una causa frecuente de infertilidad. Se sospecha la presencia de ellos en pacientes con antecedentes de haber presentado cuadros infecciosos ginecológicos o presentar historia de dolor, sin embargo, muchas veces están presentes sin antecedentes claros. El estudio radiológico ayuda a evaluar su presencia, pero el diagnóstico de certeza se realiza a través de un procedimiento endoscópico conocido como laparoscopía.
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